La llamada Europa de la Defensa está provocando movimientos en los astilleros europeos dispuestos a competir por los contratos de los países de la Unión Europea. Y para ello se están uniendo en alianzas con la vista puesta en ese futuro que se antoja inmediato si no se llega a un acuerdo tan probable como improbable dado el interlocutor, con Estados Unidos.
La primera maniobra en ese sentido ha sido un acuerdo entre el astillero francés Naval Group y el italiano Fincatieri, lo que supone posicionarse en lo que será una carrera a contrarreloj para competir por suculentos contratos.
La alianza de estos astilleros que se formalizará en este mismo año es una piedra de toque para otros astilleros auropeos y en el caso de España para Navantia, que hasta ahora ha basado toda su estrategia en la colaboración con la empresa estadounidense Bath Iron Works, de General Dynamics.
Con esta empresa opta a conseguir el contrato de las 20 futuras fragatas FFG(x) de la US Navy, aunque la especialidad de Navantia es su integración con el Sistema de Combate Aegis producido por Lockheed Martin que es el que mejores resultados le ha dado. De hecho, Navantia es la auténtica especialista en su integración en toda clase de buques de guerra.
No obstante, la pregunta que se plantean los analistas, caso de Estaban Villarejo en su blog de ABC, es si realmente tiene sentido una alianza de una empresa española o europea con una norteamericana cuando el panorama pinta un escenario de rearme europeo a través de las empresas europeas, prácticamente obligadas a unirse.
Por eso se aconseja una alianza del astillero español con otros astilleros europeos, dado que existe ya un eje franco-italiano, con uno alemán que complemente sus características.
A favor de la empresa española y su alianza con empresas norteamericanas, no obstante, está el hecho de que el Sistema de Combate Aegis es al día de hoy el más avanzado del mundo y que el mercado norteamericano y el del resto del mundo -incluida Europa- lo demandan.
Igualmente, la Europa de la Defensa es por ahora un proyecto que se enfrenta a unas condiciones políticas adversas por más que la reacción de Estados Unidos provoque una réplica europea de inesperados movimientos económicos en otros sectores claves para ambos bloques.
Navantia en el peor de los casos tendría que elegir entre la opción europea y el mercado estadounidense o de países en los que EEUU tiene un predicamente casi determinante.
