El empleo y la vivienda son las dos grandes barreras para la inserción social, una situación que se sigue cebando con la parte femenina, ya que el 75 por ciento de las personas atendidas son mujeres, según ha asegurado Cáritas. Otro punto a destacar es la cronificación de la pobreza en 2018.
Desde la ONG han indicado que a lo largo del año pasado el número de personas atendidas se ha descendido, como ya venía sucediendo en 2017; sin embargo, han alertado de que en muchas familias la pobreza se transmite generacionalmente, volviéndose crónica.
A lo largo del 2018 recibieron ayuda directa un total de 10.333 personas y se han beneficiado de esta asistencia 26.830. Así, han hecho hincapié en que esta situación sigue afectando en su mayoría a las mujeres, representando estas el 75 por ciento de los usuarios que acuden a Cáritas.
Asimismo, el 56 por ciento son de nacionalidad española; más de la tercera parte, 3.891 personas, llevan acudiendo a la organización más de tres años; 2.385 han ido por primera vez a lo largo del pasado ejercicio y 1.470 han mejorado su situación.
La mayor preocupación
Entre las mayores preocupaciones se encuentran el empleo y la vivienda, calificándose desde Cáritas como los dos problemas más graves. El 64 por ciento de ellas hacen referencia a la preocupación por la situación laboral de los atendidos: poco empleo y precario, contratos de días e incluso de horas, mal remunerados y con excesos de horas de trabajo, ha detallado la organización en la memoria.
En este punto, personas migrantes, jóvenes con escasa formación y mayores de 50 son los que más dificultades tienen para acceder al mercado laboral.
Del mismo modo, también preocupa al 42 por ciento de las Cáritas parroquiales los problemas para acceder a una casa, por la subida del precio del alquiler, la escasa oferta de viviendas sociales o la poca efectividad de las ayudas.
Principales problemas
Entre los principales problemas detectados entre las personas atendidas están las dificultades de acceso a las necesidades básicas, que representan el 86 por ciento, la falta de un empleo o paro de larga duración (78 por ciento), la escala protección social, sin prestaciones o con ayudas insuficientes (67 por ciento), la falta de formación académica y profesional (66 por ciento), una red de apoyo familiar insuficiente (54 por ciento), dificultad para acceder a una vivienda digna (27 por ciento) o problemas de salud físicos o psicológicos (25 por ciento).
Cáritas destinó en Málaga 7.740.304 euros a sus diferentes recursos, ayudas y programas de intervención social en 2018, según recoge la memoria referente a 2018. Del total, el 39,4 por ciento fue destinado a la atención de necesidades básicas, el 31,3 por ciento a la ayuda a la vivienda y el 12,5 por ciento al pago de suministros, como es el agua, la luz y el gas.
Así se puso de manifiesto ayer lunes durante la presentación de la memoria anual por parte del obispo de Málaga, Jesús Catalá; y el director y la secretaria de Cáritas, Francisco José Sánchez e Isabel García, respectivamente.
Centros sociosanitarios
En los centros sociosanitarios se atendieron en 2018 a 722 personas: 181 en el Centro Gerontológico El Buen Samaritano; 24 en los apartamentos de mayores; 83 en el Hogar Pozo Dulce; 19 en la Casa de acogida Colichet, 152 en la Casa de acogida Nuestra Señora de la Merced y 263 en Calor y Café.
Además, han recordado que se abrieron los apartamentos Ramón Buxarrais, un nuevo edificio para personas mayores compuesto por ocho viviendas, situado en la plaza Alfonso XII. Al igual que los de Tomás de Cózar están destinados a acoger a personas mayores con autonomía para el desarrollo de sus tareas cotidianas. En su memoria, Cáritas indica que todos los recursos aplicados en estos centros supusieron 3.564.418 euros.
Igualmente, Cáritas Diocesana de Málaga destina el diez por ciento de sus recursos no finalizados a apoyar a las Cáritas del Tercer Mundo.