El joven acusado de asesinar a su bebé de seis meses en Sevilla, hechos por los que la Fiscalía pide que sea condenado a prisión permanente revisable, ha negado que diese algún golpe a su hijo y ha vuelto a señalar como responsable a una amiga que convivía con él y su pareja, todos como okupas.
Un jurado popular está enjuiciando en la Audiencia Provincial de Sevilla a B.S.R., para quien el Ministerio Público también solicita un año de cárcel por maltrato en el ámbito familiar y seis meses por abandono, y a R.F.G., para la que reclama un año como autora en comisión por omisión de un delito de maltrato y seis meses por abandono.
Este juicio empezó a celebrarse en septiembre de 2019, pero se suspendió tras dos sesiones debido a las heridas que se infligió el acusado en la prisión donde está interno y las complicaciones médicas que sufrió posteriormente.
Al igual que entonces, el encausado ha explicado que el día de los hechos, el 12 de junio de 2017, preparó el biberón al bebé, que había nacido prematuro y con un peso de 1,145 kilogramos, y que "se atragantó".
El acusado lo movió "un poco", pero el hijo "no reaccionó", y en ese momento llegó la amiga que convivía con la pareja.
Tras hacerle un masaje cardíaco y el boca a boca, según su relato, al bebé "le salió leche", pero en ningún momento le dio un golpe o lo zarandeó, como sostienen las acusaciones.
Después dejó el bebé a la amiga para que lo fuese llevando a la calle mientras él se vestía y ella "bajó las escaleras corriendo".
"Siempre he dicho que no le he dado ningún golpe y que el bebé nunca se me cayó. Nunca he encontrado sentido a ese golpe, eso no sale de mí", ha proseguido B.S.R., quien ha añadido que la otra joven "no quiere comerse el marrón".
La madre del bebé, por su parte, ha admitido que los dos fumaban porros con el bebé presente y que le retiraron las dosis de hierro que les habían prescrito los médicos.
Según R.F.G., su pareja "a veces perdía los nervios cuando el bebé lloraba", pero el único episodio de maltrato que refleja el escrito de la Fiscalía se produjo cuando el padre, para que se bebiese la leche, le apretó la mandíbula.
"Era muy bruto al darle masajes en la boca para que succionase, pero eso ocurrió una vez y se disculpó", ha explicado la joven, quien ha coincidido con su expareja en que entonces no llevaron al bebé al hospital porque tenían miedo de que, al verle los hematomas que sufrió, les quitasen al niño.
La procesada ha añadido que "nunca" ha dudado de la versión de su expareja, mientras que de la otra mujer, que aún debe declarar como testigo, ha señalado que en el hospital estaba "muy nerviosa" cuando le aseguró que no había dado ningún golpe al bebé mientras bajaba por las escaleras.
Sin embargo, ha referido que su antigua compañera de piso le contó a una vecina que "sin querer" llegó a golpear a la víctima al bajar las escaleras.
Sevilla
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