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Barbate

Yo médico y tú cajera

Que sería de nosotros sin las cajeras de los supermercados, sin bomberos, policías, protección civil, vigilantes, camioneros y transportistas, conserjes, etc.

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  • Fernando Arévalo. -

Cuando era pequeño alucinaba con los superhéroes, salía del cine y quería volar como Supermán, subir por una pared como Spiderman o derribar un muro de hormigón como Hulk. No fueron ellos la inspiración para ser hoy en día médico, digamos que la vocación la ejemplarizó mi padre pero me la recomendó mi mente, cuando se enfrentó a las asignaturas de letras en el instituto. Hoy en día me voy dando cuenta de lo que supone mi profesión y la de otras personas que están en primera linea arriesgando su salud al servicio de la ciudadanía.

Recibo muchos mensajes de personas recluidas en su domicilio temerosas de infectarse por salir de compras. El riesgo existe y por eso debemos minimizar esas salidas solo a lo imprescindible y a ser posible una vez al día o menos, así evitamos la oportunidad y por tanto el peligro. Tenemos que establecer las siguientes pautas: quedarse en casa, lavado de manos con agua y jabón con insistencia, toser y estornudar cubriéndonos con la parte interna del brazo, no tocarse la cara especialmente ojos, boca y nariz, evitar las reuniones, mantener la distancia de un metro de seguridad siempre, y sobretodo más énfasis, si salimos o convivimos con mayores de 65 años, pacientes con enfermedades cardíacas y/o respiratorias o inmunodeprimidos (defensas bajas). Igualmente se pueden ver afectados los viajeros de un turismo en su totalidad (se recomienda viajar solos), autobuses de 55 plazas, unos 14-21 viajeros y aviones en clase turista, por ejemplo, afectarían a unas 12 plazas. Seamos sensatos por favor que nos jugamos mucho.

Pero volviendo al mundo del heroísmo, hay algunas similitudes con los que hoy en día estamos en primera linea. Ellos usan capa, nosotros bata o uniforme. Ellos salvan vidas y nosotros también o en muchos casos les ayudamos. Se reconocen fácilmente, nosotros también. Luchan a diario contra los villanos, nosotros contra las enfermedades y las malas actuaciones de la población. Están disponibles las 24 horas cuando se les necesita, igual que nosotros. En estos días sin duda, mi reconocimiento para los que están al frente como primer escudo contra este virus COVID-19. Los sanitarios recibimos el respeto y el cariño, quizás por ese reconocimiento como guardianes de la salud. Pero que sería de nosotros sin las cajeras de los supermercados, sin bomberos, policías, protección civil, vigilantes, camioneros y transportistas, conserjes, etc... hoy me centraré en lo que más cerca tengo. Veo con tristeza como a las cajeras, sometidas estos días a mucho estrés, se les exige celeridad en su trabajo. Como se les falta al respeto en muchas ocasiones desde hace tiempo, por personas con poca educación, como se les ordena casi lo que están ya habituadas a hacer día tras día como si nos viéramos en la facultad de poder hacerlo. Por contra, ¿se han fijado en varios detalles?, las personas mayores vacían sus carteras para que ellas cojan el dinero y se cobren, sabedoras de que siempre lo harán con honradez, no faltan los buenos días a cada cliente a la llegada a caja, ni las gracias a la salida. Su sonrisa ilumina cada paso por el scanner y nos recuerda que no es un robot la que todavía por suerte nos atiende. Son fieles cumplidoras de lo que su empresa les ordena a pesar de que en algunos casos no sea lo más aconsejable para su salud. Pero ellas ni un mal gesto, ni una protesta, ni una sola queja. 


Hoy he salido de casa a sabiendas que puedo tener probablemente frente a mi a un paciente positivo por coronavirus, tengo guantes, bata, mascarilla, EPI (Equipo de Protección Individual) si hiciera falta, solución hiroalcohólica y desinfectante. Tú en cambio saliste con tu uniforme, la mascarilla que yo te conseguí y con las ganas que llevas cada día de hacer bien tu trabajo. Luego volveremos, puede que infectados, puede que no, sin abrazos ni besos a nuestros hijos, pero con la satisfacción diaria de formar parte de esta cadena vital que no se puede partir. Sabedores de que todo pasará pero mucho queda por soportar, conocedores del miedo de la gente pero sin pensar en el nuestro. Sin duda mi admiración, mi respeto a ti, Carmen Rivera, por demostrarme lo que es la valentía y el compromiso día tras día.

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