El presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó a los rusos la vuelta al trabajo tras seis semanas no laborables escudándose en el mal estado de la economía nacional, pese a que Rusia superó este lunes en casos de COVID-19 a Italia.
"La epidemia y las restricciones que ésta nos impuso han golpeado seriamente a la economía y al sistema de protección social, y han supuesto un revés para el bienestar de millones de nuestros ciudadanos. Los ingresos de muchos han caído, y los gastos y las deudas no dejan de aumentar", dijo Putin dirigiéndose a la nación por televisión.
Por ese motivo, anunció que las "vacaciones retribuidas" que impuso a la población finales de marzo llegaron a su fin y que a partir de mañana, martes, los rusos deberán volver a ocupar sus puestos de trabajo, si así lo aprueban sus gobiernos regionales.
MÁS CASOS QUE ITALIA
La noticia cayó como una bomba, ya que esta mañana las autoridades sanitarias informaron de que Rusia se había convertido en el tercer país del mundo -el Reino Unido recuperó horas después esa posición con 223.060 casos- en número de contagios por coronavirus tras Estados Unidos y España.
A día de hoy, Rusia suma 221.344 casos, cuando sólo hace diez días que superó los 100.000, un vertiginoso ascenso que los virólogos locales relacionan con el incremento drástico del número de test.
En las últimas 24 horas este país ha sumado otros 11.656 casos, de los que el 46,5 % son asintomáticos.
Según fuentes oficiales, Italia no llega a los 220.000 casos, por lo que Rusia le supera por primera vez desde el estallido de la crisis, aunque no así en decesos, pese a sus 145 millones de habitantes.
Mientras el Reino Unido e Italia acumulan ya más de 30.000 muertos cada uno, Rusia estima los fallecimientos por coronavirus en 2.009 después de registrar el domingo otros 94 decesos.
Moscú sigue siendo el foco de la pandemia en este país con 115.909 casos, de ellos 6.169 en las últimas 24 horas.
LEVANTAMIENTO GRADUAL DE CUARENTENA
Aunque no todos comparten su optimismo, Putin subrayó que las seis semanas no laborables fue una "medida extraordinaria", pero necesaria para "ralentizar" el avance de la pandemia y aumentar "considerablemente" la capacidad del sistema sanitario "en caso de un agravamiento de la situación epidemiológica".
Esa seguridad le llevó también a anunciar el levantamiento gradual de las restricciones, aunque subrayó que "la lucha contra el coronavirus" continuará durante largo tiempo, ya que que persiste el riesgo de contagio.
"Las medidas adoptadas nos permiten pasar a la próxima fase de lucha contra la epidemia, el inicio del levantamiento gradual de las restricciones", dijo
Putin recordó que Rusia es un "país grande", por lo que no es el Gobierno central quien dictará una hoja de ruta general, sino serán las regiones las que tomen esa decisión teniendo en cuenta la situación epidemiológica en sus territorios.
Advirtió de que la desescalada debe transcurrir con "precaución" y "paso a paso", respetando todos los requisitos sanitarios que "garantizan la seguridad de las personas" con el fin de impedir un rebrote de la pandemia.
De hecho, destacó que seguirán prohibiéndose los actos masivos y se mantendrá el confinamiento obligatorio para mayores de 65 años y enfermos crónicos.
Putin consideró crucial aumentar el número de test hasta los 300.000 diarios a mediados de mayo, ya que cuanto "más efectivos" sean los exámenes, "más rápido" el país superará la epidemia.
A su vez, anunció un nuevo paquete de ayudas para la población, que incluye subsidios para 27 millones de menores de edad, y un programa gubernamental contra el desempleo, que se ha duplicado en el último mes hasta afectar a 1,4 millones de personas.
MOSCÚ, CONFINADA HASTA JUNIO
La viceprimera ministra, Tatiana Gólikova, cifró en once las regiones rusas que ya estarían dispuestas a levantar las restricciones en su primera y segunda fase -paseos con niños, deporte al aire libre y reapertura de negocios- ya que cumplen las tres condiciones impuestas por las autoridades: coeficiente de propagación, número de camas libres y cien mil test diarios.
No es el caso de Moscú. Su alcalde, Serguéi Sobianin, recordó hoy que, pese a la aparente "estabilización de la pandemia", el "riesgo de propagación se mantendrá durante largo tiempo".
Esta misma semana Sobianin prolongó el confinamiento para los moscovitas hasta el 31 de mayo, con lo que, si no hay cambios, los habitantes de la capital completarán dos meses encerrados en sus casas.
Mientras las principales capitales europeas iniciaron o están a punto de embarcarse en una desescalada gradual, las autoridades de Moscú aplazaron esa medida e impusieron el uso obligatorio de mascarillas y guantes en tiendas y transporte público.
DUDAS SOBRE ÍNDICES DE MORTALIDAD
Además, Gólikova se congratuló de que los índices de mortalidad por coronavirus en Rusia sean 7,4 veces menores que la media mundial.
No obstante, algunos medios discrepan de las estadísticas que maneja el Gobierno. Recuerdan que, según las cifras oficiales, en abril se registró un 20 % más de muertos en Moscú (11.846) que la media de los últimos diez años (9.866).
Expertos consultados por la prensa considera que la baja mortalidad, que asciende al 0,9 %, está directamente relacionada con el método utilizado a la hora de contar los muertos por coronavirus en Rusia.
El diario "Moscow Times" cita expertos que consideran que en la estadística oficial en Moscú -956 decesos- sólo se incluye a un 35 % de los muertos diagnosticados con coronavirus.
Los médicos encargados de describir el motivo del fallecimiento dictaminaron que el coronavirus no jugó un papel decisivo en dichos casos, cuando en países occidentales cualquier muerto con COVID-19 es incluido automáticamente en el saldo mortal provocado por la pandemia.