La provincia de Granada se ha incorporado esta semana a la fase 1 de la desescalada, lo que han aprovechado Ángeles Cabrera, Nuria Giménez y María Elena Targa para juntarse y celebrar de forma simbólica el cumpleaños de esta última y agradecer al Hospital de Motril las atenciones recibidas durante los nueve días en los que, sin conocerse, compartieron habitación.
Ángeles, de 73 años, Nuria, de 46, y María Elena, de 65, forman parte de la larga lista de personas que durante el estado de alarma declarado en España a causa de la propagación del covid-19 han tenido que sobreponerse a las adversidades de una enfermedad que les resultaba lejana y que, sin embargo, les ha dejado una huella muy profunda que recordarán durante mucho tiempo.
Una victoria que dicen haber logrado gracias al apoyo que se han dado en los momentos difíciles que han tenido que soportar durante su estancia hospitalaria, los últimos nueve días internadas en la misma habitación con muy poco contacto con el exterior, salvo el que podían tener a través de los teléfonos móviles.
Estas circunstancias les han cambiado la vida en un espacio corto de tiempo y las han convertido a la vez en "auténticas luchadoras" y, sobre todo, en personas más solidarias que aprecian "el poder contarlo y el momento que vivimos", relatan a Efe.
Ángeles empezó a tener los síntomas en un viaje del Imserso a Benidorm, al regresar a su casa empeoró y, acompañada de su hija, fue a Urgencias y, tras examinarla, la ingresaron en el hospital por tener covid-19 y ser una paciente de riesgo.
Tenía arritmias y, en el camino hasta cuidados intensivos, lo único que escuchaba de fondo era a su hija diciéndole lo mucho que la quería, recuerda.
El caso de Nuria fue diferente, varios días después de terminar la rehabilitación de un hombro en un hospital de Granada, donde pasaba largas horas, comenzó a sentirse mal y con fiebre.
Optó por quedarse en casa con medicación hasta que no le quedó más remedio que ir al hospital porque se quedaba sin respiración: "Era una situación angustiosa".
Por su parte, María Elena no sabe en qué momento pudo contagiarse, llevaba una vida normal con visitas al supermercado y con el trabajo que realiza.
Pero el día que la Universidad de Granada cortó las clases, fue a recoger a dos estudiantes de Nicaragua a los que les ofreció alojamiento después de que se quedasen sin opciones en la capital.
Tras empezar a mostrar síntomas leves se confinó con su marido, que presentaba la misma sintomatología, pero con el paso de los días a ella le dio una tos más fuerte, perdió el sentido del gusto y empezó a sentirse más débil, hasta que al octavo día amaneció "sin apenas energía", por lo que fue trasladada al hospital.
"Tenía la sensación de haber envejecido diez o quince años, casi no podía caminar, no tenía ánimo y me faltaba la respiración", dice.
María Elena recuerda que pasó tres días aislada en una sala donde prácticamente su única compañía era la tos de día y de noche.
Recuerda que intentaba sacar fuerzas para ducharse porque "te sientes como sucia y solo quieres limpiarte ese virus".
Y ahora, después de haber pasado las tres por la misma situación y haber compartido habitación en momentos de dificultad, celebran poder verse de nuevo en condiciones totalmente diferentes.
"Teníamos muchas ganas de vernos de nuevo, ha salido una amistad muy bonita que durará en el tiempo", explican.
Cuentan que, en los momentos difíciles, se apoyaron en todo momento, lo que les sirvió para "sacar lo positivo y bueno de la experiencia", dice Ángeles.
Ellas son algunas de las muchas personas que han pasado y superado esta enfermedad en el Hospital de Motril, y quieren lanzar un mensaje a todo el mundo: "Que no bajen la guardia y se mantengan atentos".
Coinciden en la gran gratitud que sienten por todos los médicos, enfermeros y trabajadores en general del Hospital Santa Ana de Motril, que durante los días en los que más indefensas estuvieron, lo dieron todo porque siguieran allí, animándolas y ayudando en todo lo posible para que consiguieran ganarle la batalla al coronavirus.
Ahora, Ángeles, María Elena y Nuria forman parte de ese grupo de personas que pueden decir que han vencido al coronavirus y celebran, siempre con precaución, la entrada en la nueva normalidad.