La última consulta médica que ha pasado Hugo, el niño jerezano de 11 años aquejado del síndrome de Trevor, y para la que tuvo que viajar hasta Valladolid con su madre Inés, no ha ido como esperaban. A finales de la semana pasada, el pequeño y su progenitora se desplazaban hasta esta ciudad después de que un médico de una clínica contactara con la familia, pero finalmente el facultativo ha declinado llevar el caso. “Nos ha ido regular, porque dicen que la enfermedad de Hugo es muy complicada y no tienen conocimiento para tratarlo”, explica Inés a Viva Jerez.
No está desanimada, pero sí cansada de tantas trabas mientras su hijo pequeño, que pese a su corta edad ha pasado ya por el quirófano casi en una veintena de ocasiones, cada vez tiene más dificultades para caminar por esta dolencia, que está catalogada como enfermedad rara, la cual provoca un crecimiento asimétrico del cartílago, que da lugar a tumoraciones que hay que extirpar. De hecho en estos momentos presenta dos nuevos tumores en la rodilla izquierda. “Cada vez está peor, la rótula la tiene fatal, le está perjudicando a la cadera y a la espalda también”, señala.
No obstante, la esperanza es lo último que se pierde, y el doctor se ha comprometido a hablar del caso de Hugo a un compañero de Barcelona osteópata y especializado en ligamentos. De no prosperar este plan b, Inés tiene claro que la única alternativa que les queda es viajar hasta Alemania, donde se encuentra una clínica muy prestigiosa que lleva a pacientes con espina bífida y realiza técnicas avanzadas para lesiones del pie y la rodilla.
Fue en este centro donde se formó el doctor Noriega, que hasta hace un año llevaba el caso de Hugo y el encargado de sus últimas operaciones, que en estos momentos se encuentra retirado de la medicina por causas que Inés desconoce. “Aunque sus pacientes han sido derivados a otros compañeros de la clínica, les he mandado todos los informes de Hugo pero no se atreven a meterle mano”, concluye.
