“La soledad se puede transmitir. No es propiedad de un individuo sino que puede transmitirse a otras personas, incluso a personas con las que no se tiene contacto”, argumentó John T. Cacioppo, el psicólogo de la Universidad de Chicago que lideró el estudio.
El análisis da seguimiento a más de 4.000 personas a lo largo de una década y también recopila algunas de las investigaciones que examinan los vínculos entre el estado anímico de una persona y sus posibilidades de desarrollar enfermedades.
En el estudio, el amigo cercano de una persona que dijo sentirse “sola” tuvo el 52% más de posibilidades de desarrollar sentimientos de soledad en su siguiente entrevista con los investigadores.
Entre “amigos de amigos”, es decir personas con dos grados de separación, el efecto de la soledad fue menor: éstos tenían un 25% de posibilidades de compartir el sentimiento de soledad, según el estudio.