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Desde la Bahía

La arbitrariedad humana

El abuelo tras los oscuros barrotes de hierro, comprende en su celda lo que el abuso del poder llega a establecer.

Publicado: 06/06/2021 ·
21:48
· Actualizado: 06/06/2021 · 21:48
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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La vida no es una superficie algodonosa de blando caminar y sin caídas traumáticas. Más bien podríamos decir que hemos crecido entre rocas, como lo hacen algunas higueras en muros conventuales. Pasamos demasiado tiempo hablando de libertad, hasta hacer indigesto el vocablo, pero no encontramos el recinto donde está ubicada, porque el velo de la represión, tapizado con el barniz del paternalismo o el partidismo, se encarga de ofrecerle la carátula totalitaria que la hace irreconocible.

El estado más absurdo del ser humano válido, es la jubilación. Pero siempre hay que tratar como axioma la frase "lo hecho, hecho está" y es inútil debatirla. Pero estamos ante "un jano", una situación con dos caras y en el jubilado comienza una etapa en la que se siente más libre, con más tiempo para saborear esta libertad, para poder dar luz a una creatividad que la labor diaria tenía acurrucada en los lagares de la ilusión y para poder agrupar sus reflexiones, construidas con el volátil gas de los éxitos y el granítico peso de los errores y fracasos que casi siempre hernian la vertebración de sus pensamientos. Como "un Hernán Cortés" quema las naves que son las estanterías de innoble madera que las conveniencias y dependencias de la vida activa, diaria, laboral y comunitaria, le obligó a forjar en su conciencia para que en ella se asentaran el laberinto de mentiras, engaños falsedades, demagogias e ideales de los que ahora va a prescindir.

Es en estas edades avanzadas cuando el ser humano tiene más ansias de saber cómo apareció en la faz de la tierra, realmente de dónde venimos. Gracias a la Genética sabemos que en el genoma humano actual hay caracteres heredados de los neandertales y que en los tibetanos sigue presente el legado de los denisovanos, tercera especie que habitó la tierra.

El hecho de que hasta ahora solo exista vida en nuestro planeta, debía ser suficiente argumento para que el respeto a la misma fuera nuestra primera premisa. Una vida que comenzó hace unos 3.750 millones de años, que ha pasado por diversos periodos de extinción que llegaron incluso a afectar al 95% de los seres vivientes y de la que se dice que ha entrado en su sexto declive, ayudada ahora por la actividad industrial humana y su enorme influencia en el cambio climatico

En la actualidad la vida está seriamente amenazada, dañada y extinguida, por una pandemia cuyo origen es un virus, Covid-19 que sigue ganando diariamente la batalla en calles, plazas y hogares y al que le estamos enviando un ejército preventivo en el que tenemos puestas todas las esperanzas de poder salir victoriosos. Pero no es esta la única causa de la pérdida masiva de vidas que soportamos. Hay otras causas muy sonoras, desde las guerras inferiores ahora en número, a otras pandemias o accidentes de todo tipo. Y hay al menos una causa muda, ahogada por el peso de una ley, que es la supresión de la vida por la interrupción del embarazo, cada vez en tiempos más alargados de la gestación.

El sagrado habitáculo uterino, lo que aguarda durante tres trimestres, es una vida tan real como la que la superficie de la tierra le da al ser humano. Nos manifestamos con suprema vehemencia en la defensa de la vida de los animales y ofrecemos un desmesurado cariño a lo que hoy sensibleramente denominamos mascotas y aplaudimos con verdadera exaltación una ley de aborto de libertinaje cada vez más extensivo. Comprender al ser humano a veces es imposible, pero así ha sido desde el principio de los tiempos.

El ahora alegre jubilado recibe la noticia de que su joven nieta está embarazada. Él sabe la valía de la vida y la existencia de un nuevo ser, refuerza su vitalidad. El abuelo pregunta la fecha posible del alumbramiento, pero alguien le susurra: No te ilusiones, tu nieta se ha dirigido hacia una clínica médica en la que le van a interrumpir el embarazo.

El abuelo salta de su silla con agilidad de gacela y dirige sus pasos hacia aquel lugar tras pedir ayuda a asociaciones que con verdadera tenacidad y soportando lluvias de insultos defienden el derecho a la vida.

Puede ser verdad en un futuro próximo. El abuelo tras los oscuros barrotes de hierro, comprende en su celda lo que el abuso del poder llega a establecer. El gobierno criminaliza a los defensores de la vida y por fin consiguió a través de una proposición de Ley que modifica el Código Penal, establecer penas de hasta un año de cárcel para aquellos que enarbolando la bandera de defensores de la vida influyan sobre una mujer que ha decidido extinguirla.

 

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