El menos político de los consejeros del Gobierno andaluz se está convirtiendo, paradójicamente, en el más más fiable analista político de la Junta de Andalucía. Me refiero a Rogelio Velasco, cuyos mensajes más relevantes o, mejor dicho, más mediáticos desde que tomó posesión como consejero de Economía, Conocimiento, Empresa y Universidad han tenido hasta el momento el mismo recorrido: de la estupefacción e incluso el negacionismo inicial de sus propios compañeros de San Telmo, a la razón que siempre le ha dado el paso del tiempo. Así ocurrió con su sonada primera comparecencia en comisión parlamentaria, cuando afirmó que era imposible una bajada masiva de impuestos y crear 600.000 empleos en una legislatura en nuestra comunidad. “Es una forma de expresarse en campaña electoral”, añadió el reputado economista para justificar las dos promesas estrellas del presidente Juan Manuel Moreno en las últimas elecciones autonómicas.
Saltaron todas las alarmas en los asesores del Gobierno andaluz ante la munición de alto calibre que, sin pretenderlo, regaló Velasco a la oposición. Al consejero le cayó lluvia ácida por esos pronósticos que, lejos de errar, han terminado confirmándose en todos sus extremos. ¿Por qué ocurrió esto? Porque se agarró al sólido asidero de su experiencia económica, de toda una vida dedicada a estudiar y analizar el comportamiento de la economía. Los politólogos sostienen que un gran líder jamás debe improvisar sus discursos. Así ocurre en otras disciplinas empresariales, periodísticas o docentes: la mejor improvisación es la que está escrita o memorizada. Y ese discurso lo tenía memorizado Velasco desde sus propias vivencias profesionales y personales.
Así las cosas, bien haremos en adelante en prestar mucha atención a los mensajes de Velasco porque, lo dicho, suelen ser certeros. Por tanto, atentos al temor que ha confesado sobre los planes de Airbus de despedir a empleados aeronáuticos, aunque no responda a cánones políticos prever el desastre en campo propio. Pero también hagámosle caso en otros vaticinios positivos, como que la crisis del campo andaluz será pasajera y tiene solución si se articulan medidas apropiadas; su aplauso a la presión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a los EEUU esgrimiendo la presencia de las Bases de Rota y Morón para que la administración Trump reconsidere los aranceles a productos andaluces; que aumentarán partidas para el Campo de Gibraltar para amortiguar el impacto del Brexit, y que el coronavirus tendrá una incidencia testimonial en la economía andaluza que, además, -insiste- crecerá por encima de la media nacional. Ahí están sus nuevas quinielas. El tiempo le volverá a dar seguramente la razón, más allá de los mensajes discrepantes que escuchemos al respecto estas semanas.