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Acento andaluz

Los principios hay que ponerlos en el presupuesto

Ahora que los aplausos de las ocho de la tarde no suenan con la misma fuerza que en las primeras semanas de confinamiento; ahora que en algunos balcones...

Publicado: 17/05/2020 ·
21:25
· Actualizado: 17/05/2020 · 21:25
Autor

Fernando Pérez Monguió

Presentador de 'Acento Andaluz' en 7 Televisión y jefe de informativos de la Cadena SER Andalucía

Acento andaluz

Fernando Pérez Monguió analiza en este espacio la actualidad andaluza, con fibra progresista y corazón social

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Ahora que los aplausos de las ocho de la tarde no suenan con la misma fuerza que en las primeras semanas de confinamiento; ahora que en algunos balcones o terrazas han desaparecido los carteles en los que ciudadanos imploraban una sanidad pública cien por cien; ahora que los gestos con los profesionales sanitarios no se suceden con tanta asiduidad; ahora que no nos escandalizamos tanto por el alto porcentaje de médicos, enfermeros, auxiliares, técnicos, celadores y demás trabajadores hospitalarios contagiados del maldito virus; ahora que su labor encomiable empieza a desaparecer del reconocimiento de los editoriales periodísticos y tribunas de opinión, y ahora, en definitiva, que comenzamos a perder memoria porque lo peor pensamos que ha pasado, yo pediría grabar a fuego la sentencia que el doctor, investigador e Hijo Predilecto de Andalucía, Guillermo Antiñolo, lanzó el pasado miércoles en la apertura de la Comisión para la Recuperación Económica de la ciudad de Sevilla: “Los principios hay que ponerlos en el presupuesto”.


Ahora que llegan mensajes equivocados de si Murcia reduce su presupuesto sanitario; ahora que denuncian que algunas prestaciones son desviadas a hospitales privados en Andalucía; ahora que ya nadie habla de reconocer con un plus salarial a los sanitarios que nos han salvado la vida poniendo en peligro las suyas; ahora que comienza a perderse la oportunidad de equiparar al personal de batas blancas y verdes con la media del país; ahora que nadie pone encima de la mesa un Mir extraordinario para cubrir vacantes en demasiadas especialidades; ahora que el foco de la atención está en otros intereses económicos y laborales, y ahora que, en definitiva, la vida comienza a recobrar sus prismas individuales y egoístas, bien haríamos en defender el mayor tesoro que tiene la sociedad andaluza: su sanidad pública, de calidad y universal. Con sus defectos y carencias, pero nuestro mejor patrimonio, sin duda, junto con la educación pública.


Por ello, igual que asisto con preocupación a la excesiva relajación de miles de ciudadanos sobre las medidas de protección social, me da pánico pensar que olvidemos tan fácilmente lo que nos han dado y lo que han dejado en el camino los profesionales sanitarios. Pensaba que nadie dudaría, después del ejemplo dado, de la necesidad de no volver a recortar derechos del Estado de Bienestar y dotar de recursos suficientes a la sanidad pública. Sin embargo, comienzo a percibir actitudes y desplantes que me invitan a pensar lo peor: que tendremos que seguir luchando nuevamente y día a día por defender nuestro formidable tesoro sanitario.

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