Algunas ciudades internacionales han sufrido un importante incremento de visitas en los últimos años gracias al fuerte impacto causado por las redes sociales. Todo aquel que va a Seúl, Barcelona, París o Singapur suben sus fotos, sus maravillosos paisajes y eso incita al que lo ve a ahorrar, viajar y hacer lo propio.
Pero, si a algunos de nuestros padres o abuelos les decimos que nos vamos a Santorini o a Ksamil, quizás no les suene tanto y no sepan que la primera ciudad está en Grecia y la segunda en Albania. Pues son destinos que últimamente se han puesto de moda precisamente por el “boca a boca”, que en realidad ahora se traduce en si un influencer te lo cuenta y te anima a ir.
Pasa también con pueblos de nuestra región, como Setenil de las Bodegas, Frigiliana (Málaga) o las playas de Caños de Meca o Tarifa. ¿Quién iba a estos destinos hace treinta años? Seguro que muchísimas menos personas que ahora, más que nada porque no se conocían a no ser que lo visitaras como experimento o algún colega te mandara alguna postal. Ahora todo ha cambiado, somos capaces de sumergirnos en las playas del Caribe sin salir del salón, porque estamos viéndolo a través de cualquier dispositivo móvil y claro, nos apetece ir porque es un destino de moda.
Pues eso está pasando más o menos con las zambombas en Jerez. Cuando las pocas referencias que habían eran discográficas, o algunas que RTVE emitía según la época, no suponía un gran atractivo para el resto de españoles. Era una fiesta popular más. Las redes sociales han ido poco a poco mostrándoles al mundo que en Jerez la Navidad es otro nivel, todos bailan y cantan en medio de la calle, se bebe vino y tampoco te hace falta un dineral. Te lo pasas pipa.
En tiktok hay cuentas especializadas, jerezanos que aconsejan las zambombas por excelencias, trucos para no desentonar… los villancicos de Luis de Perikín suenen en cada casa y se cuentan por millones sus reproducciones en YouTube y Spotify. Una serie de elementos que se van sumando y que conducen a lo que vemos: la masificación y pérdida de esencia.
Yo, por ejemplo, intento siempre encontrar el ambiente que me gusta, algo más íntimo, donde suenen las zambombas como principal instrumento de la fiesta, en la que los villancicos se canten de cabo a rabo, al ritmo de romance y que las bulerías sean solo un pequeño detalle para ultimar. Me gusta que cantar Al Pasar por Casablanca, El Marinerito, Segadores, Las Doce Palabras Retorneadas… y al final, lo consigo. Por tanto, todo aquel que busque algo de “pureza”, la encontrará. Y si no, ¿por qué no se encarga de organizarlo entre amigos? Os animo a hacerlo porque se puede, siempre y cuando haya ganas e interés. Justo antes de la Nochebuena, celebraremos la zambomba de por la mañana, en una plaza céntrica de Jerez, y la viviremos como si estuviéramos en 1980. ¡Cuántas ganas! No quiero dar demasiadas pistas porque no queremos que venga Vicente, porque ya se sabe que va donde va la gente.
