Ni un Ayza Gómez impresentable, que estuvo a punto de cargarse al Xerez en siete minutos en los que sacó tres tarjetas y expulsó a Keita; ni muchos Ayza Gámez como el equipo se ha encontrado a lo largo de la temporada; ni los nervios; ni los problemas institucionales; ni la presión; ni los errores puntuales de un equipo que ha tenido que jugar con más corazón que cabeza...,nada puede con este Xerez indomable, con un Xerez que confía ciegamente en el milagro, con un Xerez que ya no tiene ni que mirar a los marcadores de los otros equipos, con un Xerez capaz de enloquecer en una sábado de motos y de preferia a Chapín, de hacer posible que la gente se quite las camisetas en las gradas, de que los abrazos infinitos se sucedan por todos los rincones de una ciudad que está de fiesta.
Ni el paro acuciante, ni los problemas de bolsillo pueden con una afición que llevó en volandas a un equipo que se alió con la suerte, cierto es, pero ya era hora de que la fortuna alguna vez se vistiese de azul para ganar un encuentro sobre la bocina, como se le ganó en una temporada para el recuerdo al Cádiz o al Castellón, cuando la permanencia en Segunda que originó al otro año el ascenso a Primera, dando sobre el campo el 200 por 1. El Xerez de los milagros se coloca a cinco puntos de la permanencia cuando hay nueve puntos en juego y con esa raza, con ese sudar la camiseta azul, como ayer la lucharon todos los que saltaron al terreno de juego, todo es posible. Hasta es posible que David Prieto diese los dos mejores balones de la tarde. El segundo en el instante definitivo para que Mario Bermejo, Don Mario Bermejo, cabecease lejos del alcance del internacional brasileño Diego Alves. Ya no había tiempo para más. ¿Que fue fuera de juego?. Tal vez. Y qué. Como decía Gorosito en sala de prensa, los arbitrajes han perjudicado al Xerez mil por uno. Si una vez han fallado en su favor, al final de Liga cada uno está donde le corresponde. Y el Xerez sigue vivo. Lo tiene complicado para salvarse, pero es posible. Se resiste a abandonar la Primera y va a darlo todo hasta el último momento de esta competición.
Se puede decir del encuentro que el Almería tuvo las ocasiones, algunas clamorosas, pero quien metió los goles, quien sacó fuerzas de donde parecía que no existían, quien puso el corazón sobre el césped ese fue el Xerez. Un Xerez que pudo marcar en los dos primeros minutos y que, posteriormente, le dio el balón al Almería. Piatti envió al palo, Bernardello tuvo una oportunidad para marcar, pero en el 27 fue Carlos Calvo quien sacó una falta y Armenteros, en lucha con Ortiz, batió a su portero. El árbitro, a partir de ahí, comienza a volverse loco, a enseñar tarjetas siempre en la dirección azulina y Fernando Soriano, de cabeza, marcó el empate tras un balón parado que puso en juego Bernardello. Fabián Vargas tuvo una opción en el minuto 35, pero el primer periodo se quedó en tablas.
No lo había hecho especialmente bien el Xerez en el primer periodo, sobre todo porque en el minuto 40 Keita, que vio dos tarjetas en tres minutos, había dejado a su equipo con un hombre menos. El malí es un hombre que se entrega al máximo, pero que no sabe marcar los tiempos, que se atropella, que a veces se da patadas él mismo y eso le terminó pasando factura. Era un contratiempo importante para el Xerez, pero con la furia azul no puede nadie. Salió el equipo mucho más entonado, a pesar de estar con uno menos, en el segundo periodo. Bergantiños había saltado para reforzar el mediocampo en sustitución de Carlos Calvo. Uche no supo marcar tras un error de un David Prieto que luego sería decisivo en el triunfo final. Antoñito entró por Mendoza para ir a por todas y a Armenteros se le comenzó a acumular el trabajo pro su banda. Bermejo pudo marcar en el 72 y el gaditano Chico falló lo que no se puede fallar dos minutos más tarde. El partido era un ir y venir. Lillo no supo matar el choque con un jugador más. No sólo hubo errores puntuales de los almerienses a la hora de marcar, como el palo de Nieto o la posterior ocasión de Chico, sino que también erró tácticamente porque Orellana le cogió en un par de contras en las que el chileno no supo concretar y Bermejo estaba en la jugada del triunfo solo, completamente solo, como solo estuvo en un balón que Orellana en lugar de enviárselo al pie se lo quiso colocar, y se lo colocó mal en la testa. El Xerez jamás le perdió la cara al partido, achuchó, se veía que flaqueaban las fuerzas, porque había que subir y luego bajar y el Almería montaba contras precisas, que no fructificaron porque Goitom no estuvo acertado, porque Renan estuvo muy fino en salidas y en cortes del balón y porque el fútbol en ocasiones también es justo y era de justicia que el esfuerzo de estos gladiadores del balón tuviese recompensa. Y Bermejo, Don Mario, la obtuvo.