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Sindéresis

El rey ha muerto

En estos días, desde las elecciones generales del 23J, nos estamos dando cuenta de otro de esos supuestos acerca del rey que parecía que nunca iban a darse

Publicado: 20/08/2023 ·
19:09
· Actualizado: 20/08/2023 · 19:22
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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Recientemente hemos pasado de la teoría a la práctica en esto del Título II de la Constitución Española, dedicado a la Corona. Por una parte, hemos que el rey podría delinquir, hacer lo que le plazca, y no se le podría detener ni juzgar. La impunidad de Juan Carlos I respecto a sus actividades comerciales y tributarias nos ha demostrado que la figura del rey es inviolable. Solo las Cortes Generales podrían asumir su inhabilitación para elegir el cargo, pero claro, las Cortes Generales están formadas por partidos que son monárquicos caiga quien caiga y que, de hecho, han impedido hasta diez simples comisiones de investigación sobre dichas actividades.

Lo que parecía un supuesto imposible se ha hecho carne y, al hacerse carne, el rey Felipe VI ha recibido el primero golpe, no de muerte, pero sí doloroso.

En estos días, desde las elecciones generales del 23J, nos estamos dando cuenta de otro de esos supuestos acerca del rey que parecía que nunca iban a darse, y es que tiene el derecho y la obligación de decidir a quién propone como candidato a la presidencia del gobierno después de una ronda de consultas con los líderes de los diferentes partidos. Un trámite rutinario que parecía responder a una simple operación aritmética, desde la irrupción de Podemos y la caída del bipartidismo se ha convertido en un asunto a observar y tener en cuenta; en este asunto en concreto, el PP y Vox, más algunos dinosaurios que se dicen constitucionalistas del PSOE y viejas glorias pertenecientes a un mundo que ya no existe, están empujando a Felipe VI a una situación en la que solo puede perder, y en la que la monarquía va a recibir un golpe mucho más profundo a nivel político y, por tanto, institucional, que las indiscreciones sexuales y monetarias de Juan Carlos I: la derecha ladra que es una aberración que Pedro Sánchez se presente a la presidencia, que va en contra de toda legitimidad constitucional y que pervierte el sentido mismo del Congreso y del gobierno. Sin embargo, es lo único que puede suceder debido al fracaso de la misma derecha, incapaz de negociar con nadie y de presentar al rey, honestamente, un plan viable de investidura. En su constante hipérbole catastrofista, además de intentar retratar a Pedro Sánchez, están retratando a Felipe VI cuando lo proponga como presidente ya que Feijóo no ha sido capaz siquiera de articular una mayoría para nombrar a la presidenta del Congreso, y sus relaciones con su único socio potente, Vox, están mucho peor que antes de intentarlo.

Sucede algo parecido que el apocalíptico vaticinio de en cuántos modos se romperá España en función a posibles indultos que tienen que ver con la cuestión catalana. El rey es quien tendrá que acabar firmando esos indultos. Están convirtiendo a Felipe VI en un villano para la derecha, que mantiene una coincidencia casi exacta con la masa monárquica española. Lo están retratando o como una figura inútil o como un rey que toma decisiones ilegítimas. A la izquierda en general no la tienes que convencer con demasiada fuerza para cambiar nuestra monarquía parlamentaria por una república. A la derecha se le está diciendo que quizás habría que cambiar a este rey por uno que no haga concesiones a las negociaciones parlamentarias ni al independentismo.

Se parece a la supuesta paradoja de Epicuro sobre Dios. Como el mal existe, si Dios quiere eliminarlo y no puede, es que no es omnipotente, y si puede eliminarlo y no quiere, es que es malévolo. Así la derecha está describiendo a un rey inútil o tan traidor como Pedro Sánchez, y un rey al que no apoyan los monárquicos, es un rey muerto como tal.

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