Echar una siesta corta, de no más de media hora, y dormir de seis a ocho horas por la noche reduce el riesgo de desarrollar fibrilación auricular (FA), el tipo más frecuente de arritmia cardíaca en la población.
Así lo revela un estudio que se ha presentado este viernes en el Congreso de la Salud Cardiovascular (SEC) que organiza la Sociedad Española de Cardiología y que se celebra en Málaga hasta este sábado con la participación de casi 4.000 profesionales y ponentes de una veintena de países.
El estudio, realizado por la Universidad de Navarra junto con los doctores Jesús Díaz, del Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva, y Gonzalo Barón, del Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, viene a confirmar lo que otras investigaciones ya habían anticipado: los efectos positivos en la salud de una práctica tan común en España como es una breve siesta.
Más de 20.000 participantes
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores reclutaron a 20.254 participantes libres de fibrilación auricular al inicio del mismo, que fueron seguidos durante una media de 13,6 años, con una retención del 89 %, y clasificados según la duración promedio de la siesta y sueño nocturno.
En concreto, un 29 % señaló no dormir siesta, un 57 % descansar al mediodía un máximo de media hora y un 14 % reconoció hacerlo durante más de 30 minutos. Un 95 % indicó dormir entre 6 y 8 horas al día.
Durante el seguimiento se identificaron 131 casos incidentes de FA, es decir, de personas que mostraron un ritmo cardíaco irregular y anormal, una situación que puede llegar a provocar coágulos de sangre en el corazón.
Resultados del estudio
Jesús Díaz, investigador principal del estudio, ha explicado a EFE que los resultados muestran que los participantes que dormían una siesta de un máximo de 30 minutos al día tuvieron un menor riesgo de sufrir fibrilación auricular en comparación con los que descansaban más al mediodía.
De igual manera, observaron que los participantes que tenían un sueño nocturno de entre seis y ocho horas presentaban un menor riesgo de sufrir arritmia respecto a los que descansaban menos por la noche.
"Por eso esta posible interacción entre ambas variables sugiere la importancia de promover un buen descanso nocturno y una breve siesta para disminuir el riesgo de fibrilación auricular", señala el cardiólogo.
La arritmia más frecuente
Díaz ha explicado que la fibrilación auricular es un trastorno del ritmo cardíaco, la arritmia más frecuente, cuya frecuencia aumenta exponencialmente con la edad y se asocia a eventos adversos como son el ictus y la insuficiencia cardíaca.
Con un tratamiento y seguimiento adecuados, el pronóstico de la fibrilación auricular es bueno y las complicaciones, la principal de ellas la embolia, poco frecuentes.
Hasta ahora se sabía por estudios previos que los patrones de sueño pueden influir en el riesgo de arritmias, pero no se había estudiado específicamente la siesta en el caso de la fibrilación auricular.
La conclusión principal de este estudio, resalta el cardiólogo, es que una siesta corta, de hasta 30 minutos al día, y dormir de seis a ocho horas de noche se asocian "significativamente" con menor riesgo de desarrollar fibrilación auricular.