Las dos primeras expulsiones, la de Cifuentes y Bernal, fueron totalmente rigurosas
Se cumplieron los temores. Se venía anunciando durante la semana y al final se erigió como uno de los grandes protagonistas del encuentro entre el Cádiz y el Betis B. El árbitro Chavet García volvió a liarla en Carranza y demostró una vez más que su ascenso de categoría se debe más a los despachos que a sus informes. Alguna manita habrá tenido que tener el colegiado malagueño, o quizás no haya otro mejor que él en el arbitraje de Málaga, todo es posible.
En Tercera División Chavet García dejó muy malos recuerdos y sin sabores. Precisamente uno de los equipos de la provincia, la Balona, no tiene muy buenos recuerdos del recién ascendido a la categoría junto a Arroyo Cortés y Munuera Montero.
En el encuentro del sábado fueron muchas las decisiones tomadas que perjudicaron por completo a ambos equipos. La expulsión de Cifuentes a los cuatro minutos fue muy rigurosa, más bien de amarilla en todo caso; al igual que la del bético Bernal a los 43 minutos de juego, antes del descanso. La entrada fue más bien de amarilla, aunque pudo pagar los platos rotos de la segunda acción en la misma jugada, tras un fuerte entrada a Velasco. Si pudo haber expulsado a Dani Miguélez en la jugada del penalti y no lo hizo, y sí expulsó justamente, por muy infantil que fuese, a Fran Cortés.
En un partido de fútbol no pudo comenzar de peor forma Chavet García, que a la media hora de juego ya tenía dos expulsados y un penalti señalado a favor del conjunto visitante. El médico del Cádiz, Fernández Cubero, también tuvo que abandonar sus labores.
Otra de las quejas de los jugadores cadistas, es la prepotencia del colegiado malagueño, que se mostró algo chulesco en muchas de sus acciones. “Me siento impotente. El árbitro ha venido hacia mí en una jugada en la que le he protestado, diciéndome vete de aquí o te arranco la cabeza”, eran las palabras de un Carlos Caballero totalmente sorprendido con la actuación arbitral.