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La sobrina nieta de Juan Ramón recibe el Perejil de Plata

Petronila Guerrero ha resaltado el "respeto y la admiración" que sienten los onubenses por el escritor moguereño

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La presidenta de la Diputación de Huelva y la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, Petronila Guerrero, ha hecho entrega este lunes a Carmen Hernández Pinzón --sobrina nieta del poeta moguereño y representante de los herederos del matrimonio-- del Premio Perejil de Plata, máximo galardón que esta Fundación concede cada año con motivo de la efemérides de la concesión del Premio Nobel al poeta moguereño el 25 de octubre de 1956.

Según una nota de la Diputación, en el acto de entrega, Guerrero ha resaltado el "respeto y la admiración" que sienten los onubenses por el escritor moguereño y ha destacado que este premio sirve para reconocer a las personas o instituciones que han contribuido a difundir la obra del Premio Nobel y a situarlo en el lugar que le corresponde.

Por eso, ha afirmado que este año el premio es, "sin duda, especial, ya que reconoce la entrega, la dedicación y la devoción que Carmen Hernández Pinzón pone en su tarea diaria como representante de los herederos de Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez, tarea que es un monumento de amor al Nobel y su esposa".

A su juicio, la sobrina nieta del moguereño se ha convertido en "una de las personas que más saben acerca del Juan Ramón poeta y del Juan Ramón persona; y es una fuente indispensable para profundizar en la vida y obra del matrimonio".

La presidenta de la institución provincial ha puntualizado, además, que Carmen Hernández Pinzón es la segunda mujer que recibe este galardón, después de Graciela Palau de Nemes, profesora cubana y amiga personal del matrimonio. "A ambas les une el amor por Juan Ramón, pero también por Zenobia, para la que han reivindicado el lugar principal que, sin duda, le corresponde", ha añadido.

Asimismo, Guerrero ha reseñado el "compromiso claro y sincero" que la Diputación Provincial, bien directamente o bien través de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, mantiene con el poeta de Moguer y su esposa. "Un compromiso de hechos, no de gestos, que en los últimos años ha dado hermosos frutos gracias, siempre, a la entusiasta colaboración de Carmen Hernández Pinzón", ha afimado.

Entre las numerosas iniciativas puestas en marcha en los últimos años, la presidenta ha subrayado en esta ocasión la rehabilitación de la Casa Museo, que ha supuesto "un fabuloso salto de calidad que la ha convertido en una referencia para las más de 70 casas-museo dedicadas a escritores que existen en España".

Junto a la restauración arquitectónica, es "especialmente importante" el proyecto museográfico que se ha desarrollado, que incluye la catalogación de los fondos de la Casa Museo, su inventariado general y, sobre todo, la digitalización de los mismos.

Del mismo modo, también destaca el Centro de Estudios Juanrramonianos, desde el que se atiende a todos los investigadores que se acercan al poeta. Desde que se finalizó la rehabilitación de la Casa Museo a finales de 2007 hasta ahora ha acogido más de 50.000 visitas.

HOMENAJE A FRANCISCO HERNÁNDEZ PINZÓN
Antes de la entrega del Premio Perejil de Plata a Carmen Hernández Pinzón, la presidenta de la Diputación y de Fundación Zenobia-JRJ ha asistido a la inauguración de una exposición-homenaje al padre de la galardonada, Francisco Hernández Pinzón, quien también recibió este reconocimiento en vida.

Según ha especificado, esta muestra, titulada 'Mi tío Juan' y compuesta por paneles y expositores, pretende rendir un sentido homenaje al sobrino del poeta, quien "dedicó su vida al matrimonio, que lo consideraba como el hijo que no tuvieron".

"Esta exposición es lo que menos que se le puede dedicar a una persona que entregó tanto para que el poeta y Zenobia tuvieran el reconocimiento que merecen", ha apostillado.

Francisco Hernández Pinzón acudió a ayudar y apoyar al matrimonio siempre que lo requirieron. Atendió en su lecho de muerte tanto a Zenobia como a Juan Ramón, para lo cual tuvo que pasar largas estancias en Puerto Rico lejos de su familia.

Desde la muerte del matrimonio hasta sus últimos días, estuvo pendiente en todo momento de la obra del Nobel y se convirtió en uno de los mayores expertos en la misma. Trabajó hasta muy avanzada edad en la transcripción, ordenación y edición de la obra de su tío intentando que todos aquellos proyectos que dejó inéditos salieran a la luz.

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