La Organización de Productores Pesqueros Artesanales Lonja de Conil y La Atunara (OPP72) ha confirmado en un estudio que el alga asiática invasora supone un problema “social, económico y ambiental que se debe abordar desde muchos puntos de vista diferentes” y presentará sus conclusiones a las administraciones.
Ante la amenaza que supone la
Rugulopteryx okamurae para la flota asociada, la entidad ha desarrollado a lo largo de 2023 una serie de acciones dentro de los Planes de Producción y Comercialización (PPYC 2023) dirigidas a conocer el impacto económico real, tanto en las capturas como en la operativa pesquera de la flota.
El objetivo de las mismas es poder cuantificar la merma de ingresos y poder tener una imagen “lo más aproximada posible al impacto que supone para la flota artesanal, con el objetivo de identificar posibles líneas de acción de futuro”.
Las conclusiones, explica la OPP72, “no son muy halagüeñas, ni existe una única solución para paliar la afección del alga asiática en la flota artesanal”. Añade la organización que “lo que sí podemos asegurar es que se trata de un problema social, económico y ambiental que se debe abordar desde muchos puntos de vista diferentes y necesariamente uniendo esfuerzos entre todas las partes afectadas por esta problemática”.
Este estudio será presentado en las distintas administraciones públicas para buscar soluciones de futuro inmediatas para la flota artesanal tanto de Conil y como de La Atunara –en La Línea de la Concepción-, entendiendo, por tanto, que será “un beneficio compartido con los compañeros de otros puertos adyacentes como el de Tarifa y Barbate”.
La OPP72 ha desarrollado, a lo largo de 2023 diferentes actividades, como talleres, seminarios y encuentros con pescadores, para un estudio y análisis de la situación.
Todas esas actividades están orientadas a intentar conocer la incidencia que el alga invasora está teniendo en la actividad pesquera de sus productores artesanales, concluyendo en un estudio socioeconómico.
Plan de acción para varias especies
Igualmente, la OPP72 ha venido trabajando durante el año que acaba de finalizar en un plan de acción para mejorar las pesquerías de algunas de las especies más importantes para la flota artesanal que forma parte de la entidad y que, además, son “esenciales para nuestros productores”.
Aunque admiten que hay “otras especies importantes”, estos trabajos se han centrando en esta ocasión en el pulpo, el bocinegro y la concha fina, así como, de manera colateral, en la urta y el borriquete.
El plan de acción se inició en 2022 con la preevaluación de dos especies (pulpo y bocinegro) y en el primer semestre de 2023, en la concha fina. En esos periodos se han examinado los estándares de sostenibilidad según los principios del Marine Stewardship Council (MSC), midiendo el estado de las poblaciones de peces, el impacto ambiental que supone las pesquerías de estas especies y el análisis de la gestión de las pesquerías en cuestión.
Todo ello ha “poder detectar determinadas carencias que no daban el estándar básico para aprobar, por lo que hemos centrado este ejercicio en el desarrollo de un plan de acción que permita poder mejorar estos parámetros negativos que resultaron en las preevaluaciones”.
Una vez concluido dicho plan de acción, “nos queda aplicarlo –en 2024-, y superar los escollos que resultaron no aprobados en algunos de los indicadores de los 28 que corresponden a esos tres principios fundamentales del estándar medioambiental MSC”.
De esa manera esperan lograr una pesca sostenible de estas especies y, “en un futuro, poder establecer un plan de gestión de la pesquería para nuestra flota artesanal, que es fundamental e incluso estar preparados para poder certificarlas si así lo considerasen nuestros productores”.