Sabemos que los avances en tecnología nos ofrecen miles de ideas y titulares cada semana, y el mundo culinario no se queda atrás. Los fogones también se suman al salto que la técnica y la ciencia dan constantemente, y algunos chefs se aventuran a abrir sus cocinas a nuevas experiencias acordes a los tiempos que nos toca vivir.
Con este telón de fondo, surge una simple pregunta: ¿Puedes imaginarte la experiencia de saborear un robot que se mueve dentro de tu boca mientras lo disfrutas?
Si la respuesta es sí, lo que propone Heri te va a encantar, ya que se define como una práctica que implica el consumo de "robots vivos" hechos de gelatina y aire comprimido.
Esta experiencia combina tecnología, arte y gastronomía de una manera extraordinaria, aunque pueda resultar un poco inquietante a primera vista.
Heri, que es el acrónimo de Human-Edible Robot Interaction, surgió de la mente de un grupo de investigadores japoneses de la Universidad de Electrocomunicaciones y la Universidad de Osaka. Esta tendencia culinaria vanguardista se basa en el consumo de microorganismos modificados genéticamente, diseñados específicamente para funcionar como robots dentro del cuerpo humano.
Poseen la capacidad de llevar a cabo diversas funciones beneficiosas para la salud, que van desde la producción de enzimas digestivas hasta la eliminación de toxinas.
Y ahora te preguntas: ¿Cómo se consumen estos "robots vivos"?
Alimentos y bebidas especialmente diseñados para contener ciertas bacterias y levaduras modificadas son el camino más común para comerlos. Utilizando moldes y colores atractivos, azúcar y jugo de manzana suelen ser sus ingredientes primordiales. Aunque no son máquinas electrónicas como se podría llegar a pensar en un primer momento, los robots de Heri están hechos de gelatina y les insertan cámaras de aire que se activan mediante un control remoto.
Así, los robots pueden moverse dentro de la boca, creando una experiencia única y a partes iguales perturbadora.
Los defensores de Heri destacan los posibles beneficios para la salud que estos microorganismos podrían ofrecer: desde mejorar la digestión hasta fortalecer el sistema inmunológico. Los "robots vivos" creen que pueden desempeñar un papel crucial en el mantenimiento de un cuerpo sano y equilibrado.
Heri no es el único proyecto que explora el emocionante campo de los robots comestibles. Otros científicos han desarrollado biobots, minirobots vivos fabricados con células humanas o de rana, que podrían tener aplicaciones médicas, como la curación de heridas o tejidos dañados. Además, existen robots diseñados para cocinar, servir o entregar alimentos, como los que se utilizan en algunos restaurantes sin empleados.