El porcentaje de personas que fallecen después de un infarto de miocardio -la tasa de letalidad- se ha quedado estancado en el 15 % y no baja desde hace 10 años, pese a que la incidencia de esta patología sí ha ido decreciendo en las últimas décadas, según un estudio con datos de la provincia de Girona.
El infarto de miocardio es una patología que se caracteriza por la muerte de una porción del músculo cardíaco que se produce cuando se obstruye completamente una arteria coronaria.
Un grupo de investigadores ha analizado datos de 4.974.977 de ingresos hospitalarios y 70.405 certificados de defunción, suministrados por el Programa de Analítica de Datos para la Investigación y la Innovación en Salud (PADRIS), todos ellos anónimos y de la provincia de Girona.
El estudio ha sido encabezado por el Grupo del REGICOR -registro gerundense del corazón- en el Instituto de investigación del Hospital del Mar, con el PADRIS.
También han participado cardiólogos del mismo Hospital del Mar y del Hospital Clínico de Valencia, así como especialistas en atención primaria y expertos internacionales y del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV).
Las conclusiones, publicadas en la Revista Española de Cardiología, desvelan que la letalidad -el porcentaje de muertes 28 días después de sufrir un infarto- no sigue la misma tendencia que la incidencia.
Así, el número de infartos de miocardio por cada 100.000 habitantes (la incidencia) y su pronóstico han mejorado en los últimos treinta años en la provincia de Girona.
Los casos de muerte súbita han descendido del 40 % al 15 % y ha habido un incremento de la supervivencia, hasta el 95 %, entre los pacientes que llegan al hospital.
En esta línea, la incidencia de esta patología ha caído de forma continua entre los años 1990 y 2019, a un ritmo de un 1 % anual entre la población de entre 35 y 74 años; en cambio, la letalidad se ha estancado en el 15 % en la última década.
"A pesar de los esfuerzos de los últimos 30 años para acceder lo más rápido posible a los pacientes en cuanto presentan los síntomas, existen factores que limitan la capacidad del sistema sanitario para movilizar los enfermos hacia los hospitales donde se les puede repermeabilizar la arteria coronaria tapada", ha explicado la investigadora y cardióloga del Hospital del Mar, Helena Tizón-Marcos.
Los datos del estudio indican una variación positiva de la mortalidad entre las mujeres que sufren un infarto.
Si hace 30 años el mismo grupo REGICOR estableció que tenían un mayor riesgo de morir en la fase aguda que los hombres, a pesar de tener una incidencia tres veces más pequeña, ahora la diferencia ha desaparecido, de manera que la oportunidad de supervivencia es similar en ambos sexos.
Los autores del estudio consideran que estos resultados son muy relevantes para poder mejorar la planificación sanitaria.
Los investigadores ya trabajan para aplicar un algoritmo para un análisis del conjunto de la población de Cataluña y confían en poder seguir analizando las tendencias a lo largo del tiempo.