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Andalucía

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“Hay que estar en el lugar y en el momento adecuados”

Asegura Xisco González y, por el momento, le ha reportado encarnar a Maxence en ‘Los chicos del coro. El musical’

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Xisco González

Xisco González interpretando a Maxence

Cartel anunciador de 'Los chicos del coro. El musical'

Xisco González empezó haciendo musicales en Sanlúcar de Barrameda con la Asociación Ciclo de la Vida y la Cía Maricarmen Reche y su experiencia como amateur pero, sobre todo, su etapa de formación en la ESAD de Málaga, le llevaron con el tiempo a trabajar en musicales como Chicago o Jesucristo Superstar. Actualmente forma parte destacada del elenco de Los chicos del coro. El musical en el que interpreta con gran autoridad y personalidad al personaje de Maxence sobre las tablas del Teatro Tívoli de Barcelona, donde, debido a la gran respuesta de público que está teniendo el espectáculo permanecerá en cartel, al menos, hasta el día 21 de abril. Además, añadir que en el ámbito audiovisual, entre otras producciones, ha trabajado en la webserie Caniville (que fue reconocida como la mejor webserie andaluza en 2015) y en la película Operación Camarón, por la que fue nominado a los primeros premios Carmen de la Academia de Andalucía como Mejor Actor Revelación.

Actualmente te encuentras en el Teatro Tívoli de Barcelona con ‘Los chicos del coro. El musical’. ¿Cómo accedes a formar parte del elenco?

–Pues, el destino lo quiso así. Te lo voy a contar tal y cómo fue. El año 2022 no empezó muy bien: malas noticias, no encontraba trabajo. Total, una amiga de mi chica le propuso trabajar de acomodadora en el teatro La Latina de Madrid, pero ella justo había encontrado algo, así que le comentó a su amiga si el trabajo podía ser para mí. Y así empezó todo. Un profesor me dijo una vez que la vida va de tomar caminos y decisiones, que no pensemos mucho en los y si... Y en ese momento decidí asegurarme trabajar, antes que pensar en “y si me sale algo de lo mío…”. Por suerte, mi jefe y amigo Fernando nos ha dado, tanto a mí, como a mis compis “acomodactores”, como me gusta llamarlo, todas las facilidades del mundo para que nuestro trabajo sea lo más flexible para que nuestro objetivo de ser actores/actrices no se escape. Pues pasó que cuando estaban acabando la temporada en La Latina, comentaron que harían casting para uno de los personajes, veinte años o más mayor que yo, pero insistí en que me vieran y presentarles una propuesta. Iba todo muy a favor porque era una función que había visto casi doscientas veces. La ayuda inestimable de todo el equipo artístico, así como de Fernando, fue clave, porque notaba, que al haber estado ahí, taaanto tiempo, me miraron con especial cariño. Y casi un año después aquí sigo. Alguien dijo una vez que al fin y al cabo, esto se trata de suerte, la cual hay que perseguir, y que hay que estar en el lugar y en el momento adecuados.

¿Cómo fue el proceso previo de preparación y ensayos?

–La verdad es que me han dejado crear con total libertad. Jose Warleta, ayudante de dirección, nos dijo en un ensayo: “yo no os voy a decir esto se hace así, esto se hace asá, porque sois actores y sabéis. Solo quiero creerme lo que pasa, me da igual cómo me lo contéis”. Estuvimos ensayando también con Miguel de Miguel así como con el director Juan Luis Iborra, por supuesto. Me ayudaron mucho a la construcción del personaje. Aunque reconozco que al ver la función tantísimas veces, era inevitable tener en mi cabeza todo el rato al magnífico Antonio MM, quien interpretaba a Maxence. Aunque poco a poco lo he ido haciendo más mío.

‘Los chicos del coro. El musical’ lleva a escena la famosa película francesa dirigida por Christophe Barratier ¿Cómo te enfrentas a la interpretación de Maxence? ¿Cuáles son las mayores dificultades que te has encontrado a la hora de interpretar un personaje como este?

–Pues yo siempre digo que Maxence es como la suma de los siete enanitos, porque es bondadoso, y cascarrabias, pero también es “mudito”. Hay una frase en el musical que me gusta mucho y es que Maxence dice: “Soy el hombre para todo. El que todo lo sabe y no sabe de nada”. Sufre un cambio importante porque él piensa que Mathieu puede ser el profesor que por fin haga algo que cambie en los internos, y bueno, ya sabéis qué pasa. Y si no, pues no os lo cuento, y así veis la película, o mejor, el musical. Por otro lado, la mayor dificultad con la que me he encontrado al interpretarlo es la diferencia de edad que tengo con él. Hablamos de un personaje que ronda los 60 y pico años, casi el doble que yo. Pero he evitado en todo momento caer en la teatralización o en hacer como que soy una persona mayor. Además si algo destaca al musical, bajo mi punto de vista, es la interpretación. Tener la suerte de trabajar con Natalia Millán, Rafa Castejón o Manu Rodríguez, te lo da todo. Tú solo tienes que estar. Así que tras hablar con Iborra decidimos meter un parrafito, para explicar un poco la edad que tiene Maxence. Además la caracterización del equipo es maravillosa. Ten en cuenta que hablamos de finales de los años 40, y un hombre con cuarenta y pico o cincuenta ños ya era señor. Ya son más de cincuenta funciones y al final consigues hacer que la voz y el cuerpo vayan a la par. Si tú te crees lo que dices y lo que haces, el público se lo va a creer.

¿Cómo es trabajar con el director Juan Luis Iborra y Rodrigo Álvarez? ¿Y con el resto del equipo y tus compañeros de elenco?

–Ambos me han transmitido seguridad y confianza en todo momento. Iborra poco a poco me ha ido quitando o dando pequeño tics para hacer más rico el personaje. Me dijo: “eres el que abre la obra, de ti depende que el público se vaya o se quede”. Nada de presión jaja. Pero es cierto que el primer cuarto de hora, somos Mathieu, Pepin (el pequeño) y yo, en escena. El ritmo no puede caer en la primera escena, y tiene que estar todo vivo para que el público mantenga la atención para lo que se viene. Y con Rodri igual. Desde el momento en que pasamos las canciones la primera vez me hizo saber que tenía una gran voz, y que estaba haciendo un gran trabajo, que confiara más en mí. Me ayudó mucho técnicamente a por ejemplo cubrir más la voz para que las canciones no sonaran tanto a mi “voz pitona”. Es una fenómeno y ama enseñar y la música. Ambos. Cuando alguien ama su trabajo solo hay que mirarles a los ojos para sentirte gratificado.

Permaneceréis en el Teatro Tívoli de Barcelona hasta el 21 de abril ¿Cómo está respondiendo el público ante la obra?

–Sí, y espera que no prorroguemos jeje. La verdad que genial. Si no me equivoco el Tivoli tiene 1.500 localidades, y cada día estamos teniendo una media de 1.100/1.200, con algún sold out. Además los comentarios y las críticas están siento magníficas. Barcelona está siendo una maravilla.

¿Qué te ha aportado personal y profesionalmente participar en una producción de AMR Produce?

–Pues es la primera vez que trabajo en un musical de gran formato con todo lo que conlleva. Y creo que no podría haber empezado mejor. El equipo capitaneado por Rafa Coto es una fantasía. Así como Beatriz Giraldo, Victor Aranda como jefe de producción o Rodrigo como Jefe Técnico. Está siendo un aprendizaje. También el hecho de trabajar con niños. Porque no dejan de ser niños, pero en el momento que pisan el escenario, son auténticos artistas. Piensa que el niño que hace de Pepin tiene siete u ocho años. Yo me imagino con esa edad salir a un escenario delante de más de mil personas, y me da algo. Está yendo todo muy bien, porque además, se preocupan porque estemos bien y a gusto en cada sitio, vivienda, escenario y camerino. Y de esto también tiene mucha culpa nuestro magnífico regidor, Jose Picazo. Sinceramente no he encontrado a otro más profesional que él.

¿Por qué debemos ir a ver ‘Los chicos del coro. El musical’? ¿Continuaréis la gira por otras ciudades españolas?

–Es que si os gusta la peli, tenéis que ver el musical. Que además ha incluido personajes nuevos, como son las cuatro niñas y el personaje de Langlois, que en la peli lo interpreta un actor, pero aquí lo hace maravillosamente bien la gran Eva Diago. Además que, no es porque lo interprete yo jeje, pero os vais a enamorar del Tío Maxence porque como os he comentado anteriormente, es un personaje que transmite alma y corazón. Y es que así es lo que pretendemos. Cada personaje está creado con el máximo respeto y cuidado en cuanto a la película. El mismo director de la peli, que vino al estreno hace poco, me comentó que no se paró a pensar en ningún momento la edad que yo tuviera o dejara de tener, porque el personaje estaba muy bien creado. Esto es algo de agradecer, porque nadie mejor que él sabe como es cada personaje. Otra cosa por la que tenéis que venir es porque la iluminación maravillosa de Juanjo Llorens hace que el espectáculo brille, nunca mejor dicho, aún más; junto a una escenografía espectacuar de David Pizarro. En definitiva, es un musical que emociona, y que también tiene sus toque comicidad. Ahora estamos en Barcelona, pero luego vamos un mes a Valencia a partir de junio, y en octubre volvemos a Madrid, al Teatro La Latina. Donde lo viví como acomodador. ¿No es maravillosa la vida?

¿Qué objetivos o proyectos te planteas en un futuro próximo? ¿Te gustaría continuar tu trayectoria compaginando el ámbito teatral y el audiovisual?

–Pues actualmente estoy intentando distribuir un cortometraje muy personal que rodé hace nada y que estamos en ello. Además no paro de escribir, todo lo que se me venga. Me gustaría también poder producir mi propia obra autobiográfica, pero con calma. Y por supuesto que me gustaría poder seguir haciendo ficción, de hecho hasta ahora he probado poquito, pero sé que gracias a mis súperrepres Bea y Antonio seguiremos en la pomada. Hace nada rodé un par de secuencias para la serie El Marqués, con un personaje de reparto, gracias a ellos. Cuando pruebas el cine y la cámara, quieres más siempre. Pero lo importante es seguir y hacer. Y si no se puede trabajar de lo que uno quiere o pretende, porque esta profesión es así, estar y hacer donde se esté feliz. Y no parar de crear, para no desconectar. Es mi opinión.

Has formado parte del reparto principal de Operación Camarón acompañado de actrices como Natalia de Molina ¿qué nos puedes contar de esta experiencia? ¿Cómo te sentiste al rodar en localizaciones tan emblemáticas de la capital gaditana? ¿Cómo fue trabajar con el director Carlos Theron?

–Buah. Pues es que no hay palabras. Yo qué sé, igual para ellos: Natalia, Miren, Julián López, etc... fue una película más, aunque me consta que no, porque así lo han hecho y lo hacen saber. Pero es que fue maravilloso. Desde el momento en el que supe con quien iba a trabajar, el tiempo se me detuvo. Era como que nunca iba a llegar ese momento, y han pasado ya casi cinco años, casi tres del estreno. Fue un aprendizaje continuo, y es que como fan absoluto que soy del cine español, intentaba observar en todo momento qué gestos hacían, cómo decían el texto, etc... En cada proyecto en el que estoy intento aprender y absorber todo lo que puedo de mis compañers y del director. Bueno, y de todo el equipo en general. Pero es que Carlos tuvo, diría, que el 95 % de culpa de que el rodaje de Operación Camarón fuera tan bien. Es un director que te da absoluta libertad, dentro de un orden, por supuesto. Se rodeó de un equipo maravilloso, con su inseparable Almudena (para mí la mejor script de España, que poco se habla del trabajazo de estas personas), Sergio Francisco, primero de dirección, etc... Es que, ojalá vuelva a trabajar con él, fin; eso es lo que te puedo decir. Es una pena, porque cuando estás en un proyecto así, no sabes cuándo va a llegar el siguiente, pero a la vez, como he dicho, intentas recopilar todo para que se quede para siempre en tu memoria. Y así pasó. Encima, como has preguntado, rodamos en sitios como San Fernando, en los chiriguitos a pie de mar, que si no me equivoco, y por desgracia, hace poco se ordenó su destrucción. Una pena. Fue muy guay rodar “en la tierra”, porque yo soy de Sanlúcar, y había días que terminaba de rodar, y me iba a mi casa. Era maravilloso. Como digo, ojalá vuelva a rodar o bueno, si no es rodar, trabajar siempre rodeado de un equipo donde te sientas como en casa. Para mí lo esencial en un rodaje o una producción teatral es el equipo. Yo no sé si es que me voy haciendo mayor jeje, pero cuando hay armonía y orden en el trabajo, todo es más fácil y soy un poquito más feliz.

UN ICÓNICO CANTO A LA VIDA

Los chicos del coro, el musical se encuentra actualmente representándose en el Teatro Tívoli de Barcelona tras su aplaudido paso por Madrid. Con una banda sonora icónica, la adaptación a teatro musical está avalada por el éxito de una película aclamada por las audiencias de todo el mundo. Un espectáculo basado en la película francesa Les Choristes de 2004 dirigida por Christophe Barratier.

El musical sigue el mismo argumento de este éxito de taquilla nominada a los Oscar como Mejor Película Extranjera. Clément Mathieu , un profesor de música en paro, recibe una oferta de trabajo como vigilante en un internado para chicos problemáticos. En El Fondo del Estanque va a conocer a unos chicos que le van a dar el aliciente para volver a su gran pasión: la música. Pone en marcha una coral para, a través de la música, sacar lo mejor de cada chico. Frente a los métodos dictaroriales del Director del centro, Sr. Rachin, al cabo del tiempo, los alumnos llegarán a formar un exitoso coro. La fuerza creativa de la música, llega al corazón de todos y abre las puertas al compañerismo, la solidaridad y el amor.

En los chicos del coro hay tres temas: la infancia, la música y la enseñanza. Un internado/correccional, en 1949, tras la guerra mundial, en una Francia llena de conflictos sociales y de pobreza, en que muchos niños eran huérfanos de guerra, y otros de familias de precaria economía. Se presentan dos antagónicos modos de ver la realidad, y por lo tanto dos visiones de la enseñanza, que permiten comprobar las ventajas del diálogo educativo sobre la imposición del castigo. El educador, Mathieu, es un paradigma del educador que intenta llegar a las personas y desde ahí sacar lo mejor de ellas mismas. La música se convierte en un medio privilegiado para cambiar a las personas y transformar el mundo.

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