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Andalucía

Rutte deja la bici y normalidad de La Haya para unir a la OTAN en tiempos de guerra

Cargo para el que ya no necesitará su perfil de político modesto y cercano

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  • Mark Rutte. -

Si en algo sobresale el liberal neerlandés Mark Rutte es en su habilidad de mantener aliados y rivales remando en la misma dirección, precisamente lo que necesita en tiempos de guerra un secretario general de la OTAN, cargo para el que ya no necesitará su perfil de político modesto y cercano, que pasea en bici, manzana en mano y saludando a sus vecinos.

El liberal de 57 años está listo para tomar el relevo de Jens Stoltenberg como secretario general de la OTAN en octubre. Se ha venido preparando mentalmente desde que renunció como jefe del Gobierno neerlandés en julio del año pasado (sigue en funciones hasta la próxima semana), pero hoy lo han hecho realidad los embajadores de la OTAN, previo a su confirmación en julio.

Nacido en La Haya, Rutte ha hecho de la “normalidad” su marca registrada durante los 14 años que ha encabezado cuatro gobiernos sucesivos en Países Bajos, bien lo saben los empleados de Grote Markt (gran plaza, en neerlandés), donde acudía a por su café; o -como él mismo recordó esta semana- el señor de la limpieza con el que se saludaba cada mañana. También lo saben sus alumnos de un instituto de La Haya, donde da clases desde 2010.

Cuando recibía visitas de líderes mundiales, como del francés Emmanuel Macron, la cena no era precisamente pomposa: Rutte llevaba a sus visitantes a un restaurante local, como su indonesio favorito, y los sentaba alrededor de una mesa humilde, en una esquina del local, sin lujos.

La bici y la manzana

Agarrando el manillar de su bici con una mano y comiendo una manzana con la otra, ha acostumbrado a los vecinos de La Haya a cruzarse con él pedaleando a su oficina, en el centro de la ciudad, desde su casa, situada en Benoordenhout, un barrio acomodado donde vive solo (no se le ha conocido nunca pareja) y desde hace décadas.

Se le ha visto al volante de su Saab destartalado, que conserva desde los noventa, pero la suya es seguramente la bici con más responsabilidades de Países Bajos: le ha trasladado a lo largo de la pandemia de reunión en reunión, la usó para ir al Parlamento a dar explicaciones, le llevó en enero de 2021 a presentar su dimisión ante el rey Guillermo Alejandro, y con ella iba a votar por su reelección como primer ministro.

Y así se creó su sello de “Mr. Normal”, convirtiéndose en una debilidad para los neerlandeses de todas las ideologías, como lo recuerda en un artículo de despedida el diario neerlandés AD, que señala que Rutte cambiará las accesibles calles de La Haya, “donde todos teníamos posibilidades de toparnos con él”, por la agitada Bruselas, sede de la OTAN. El liberal planea seguir viviendo en su casa, y acudir a la capital belga para las reuniones.

Momentos de amnesia

Pero sus 14 años de primer ministro también se recuerdan por su capacidad camaleónica de adaptarse a paisajes complejos y salir ileso de los escándalos. "Hubo cosas que salieron bien, hubo cosas que no tanto. De lo que estoy contento es que nuestra economía es muy fuerte ahora. Lo he dado todo: corazón, alma, cuerpo y mente”, admitió el viernes pasado.

Sus problemas de “amnesia conveniente” también se hicieron virales estos años. Una de sus frases más recordadas la pronunció en abril de 2021, cuando se evidenció que había mentido al Parlamento al negar que la coalición quería deshacerse de un diputado crítico encontrándole una “posición en otro lugar” lejos de su escaño.

Preguntado por ello, dijo: “No tengo memoria activa de eso”, una expresión que ha sido incluida en el diccionario Van Dale de la lengua neerlandesa.

Tras cada escándalo, la sociedad tardaba días en perdonarle mentiras y errores. Se le volvía a ver saludando a unos y otros por la calle como si nada hubiera pasado, y le volvían a votar en las siguientes elecciones (cuatro comicios consecutivos), incluido en aquellas que él convocaba después de dimitir obligado por algún escándalo.

Su habilidad de mantener aliados y opositores sentados alrededor de la misma mesa y llegando a acuerdos de lo más ingenioso lo hicieron difícil de sustituir en el panorama político neerlandés.

Así logró gobernar coaliciones de colores incompatibles en Países Bajos, y logró convencer a sus detractores, como el húngaro Viktor Orbán o el turco Recep Tayyip Erdoğan, en su carrera a liderar la OTAN.

Ahora tendrá que volver a poner en práctica sus habilidades para mantener unida a la Alianza en tiempos de guerras sobre el terreno y de amenazas cibernéticas. 

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