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El rondeño Rafael Tejada indultó el novillo "Rescoldito" del ganadero Manuel Blázquez y Rein, en la primera de Feria de Primavera de Antequera

Al final de la corrida, salieron a hombros Tejada, Giménez y el ganadero.

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Se lidiaron seis novillos de Manuel Blázquez y Rein, indultado el quinto, pedida la vuelta al ruedo para primero y cuarto y todos aplaudidos en el arrastre.

Miguel Giménez: oreja y oreja.

Rafael Tejada: silencio y dos orejas y rabo simbólicos.

Martín Campanario: aplausos y aplausos.

Un tercio de plaza.

Preside la teniente de alcalde Carmen Pena, primera vez que una mujer preside una corrida en el coso antequerano.

Al final de la corrida, salieron a hombros Tejada, Giménez y el ganadero.

El de hoy ha sido el primer novillo indultado en esta plaza inaugurada en 1848, en la que indultaron toros Curro Rivera, Jesulín, Finito de Córdoba y El Cid.

Miguel Giménez, ha demostrado ser un torero que llama a las puertas del éxito como hay que hacerlo, demostrando saber manejar el capote con arte y lentitud, variedad y buen gusto y con la muleta estuvo artista, manejando las dos manos cumpliendo la norma básica del toreo, parar, mandar y templar, adornándose en cada pase, rematando cada tanda con bellos adornos y pinturería, y siendo un cañón con la espada en el primero y en el segundo, al que había recibido de rodillas, para instrumentarle una preciosa tanda de verónicas rematada con una revolera, con media y descabello.

En ambos cortó una oreja y se le pidió la segunda con fuerza.

Rafael Tejada, que no gustó en el primero, a pesar de tocarle un buen novillo, siendo silenciada su labor, se lució en el segundo, un novillo sensacional, con el que manejó muy bien el capote, pero al que hizo una faena de capa espectacular, prodigio de lentitud y buen gusto.

El novillo no se cansaba de embestir, metiendo la cabeza, y el público pidió y obtuvo el indulto, dando la vuelta al ruedo el espada con dos orejas y rabo simbólicos, acompañado del feliz ganadero.

Martín Campanario, que se encontró con otro buen lote, demostró estar menos placeado, derrochó voluntad, pero le faltó continuidad para ligar los pases, tranquilidad a la hora de "ver" los pases, y encima estuvo lento con la espada escuchando un aviso, y siendo aplaudido por su voluntad.

Al final de la corrida los triunfadores y el ganadero salieron por la puerta grande.

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