Los cierres corresponden a cafeterías y bares, mientras surgen otros.
La calle Real intenta recuperarse de los efectos de las obras y la crisis y el camino no lo tiene fácil. Al cierre en verano del bar ubicado bajo el hotel Roma, se ha unido esta semana el cierre de la cafetería La Chiclanera, antigua Real.
Estos cierres se producen después de que meses antes se viviera un resurgir de la calle, con la apertura de heladerías e incluso una óptica, aunque también hay que destacar el cierre de una tienda de pizzas, que optó por cambiar de ubicación, ante la peatonalización de la vía, sobre todo teniendo en cuenta el uso de las motos para el reparto.
El resurgir era sólo un espejismo, porque los cierres de comercios y tiendas continúan. En el caso de los dos locales de hostelería cerrados, también han incluido el desmontaje de los toldos instalados en las terrazas, y que habían sido instalados hace un año, aproximadamente.
Los hosteleros han notado la crisis económica en las recaudaciones de sus cajas y si bien las terrazas han estado llenas durante el verano, el consumo no es ni mucho menos el que había hace algunos años.
La falta de aparcamientos y la difícil accesibilidad al centro, contribuyen a la disminución de los clientes potenciales de los comercios de la renovada calle Real. A esto hay que sumar también el precio que se paga por los alquileres y es que a pesar de que en los últimos meses hay propietarios que han bajado las rentas de alquiler, también el empresario ha visto cómo ha subido el IVA y tiene que afrontar otros gastos fijos, de difícil atención.