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Conservadores, avaros o imbéciles

No hace mucho, unos meses nada más, llenar el tanque de un vehículo, con el preciado brebaje que precise para su funcionamiento...

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No hace mucho, unos meses nada más, llenar el tanque de un vehículo, con el preciado brebaje que precise para su funcionamiento, nos constaba poco menos de un riñón. Hoy, después de la tormenta, nos es más llevadera tan costosa necesidad. Todo esto, junto con lo otro –Euribor, hipotecas sub-prime, Madoff…– nos ha metido de lleno en una de las situaciones más chungas que se recuerdan, desde que a Hitler le dio por hacer de Napoleón.

En las noticias, nos llegan rumores de innovadores vehículos que solucionan esta dependencia monopolista del crudo, y que ayudarían en gran medida a disminuir las emisiones de CO2. Pero aún así, las grandes firmas no promocionan este tipo de automóviles, seguimos enganchados a la gasolina y el gasoil, como meros yonkis, mendigando a los países exportadores una pequeña ración de su preciado manjar.

Conste que soy de los que piensan que el coche es un artículo de lujo, dado que hoy día, gracias a Dios, existen medios mucho más económicos y que fomentan el empleo público, como para que dependamos tan egoístamente del auto. Pero aún así, no dejo de reconocer que en una sociedad como la nuestra, donde tenemos derecho a tantas cosas, tenemos que tener también la libertad de tirar parte de nuestro sustento dentro del tanque de nuestro vehículo, apoyando así, a otra dictadura de algún jeque árabe.

Prosiguiendo con el desarrollo, existen también placas solares que ya son capaces de suministrarnos la luz necesaria para una vivienda, aun así, cuestan muy caras y no nos inspiran suficiente confianza para inclinarnos por ellas para sustituir a la tradicional sevillana –hoy Endesa–.

Pero lo que más me inquieta, es esa cabezonería por parte de las multinacionales del automóvil de no inclinarse por la otra vía. ¿Qué les mueve? Las reservas de crudo se agotan, aún así, la economía mundial no puede depender de unos señores a los que le importa un bledo que ésta vaya bien o mal. A ellos les preocupa más fardar de limusina, de yate, de mujer –o mejor dicho, mujeres–, de equipo de fútbol, lo que sea con tal de quemar de la peor manera posible los suculentos dividendos que nos birlan por la cara.

Hace tiempo, cuando la cosa estaba chunga, se propuso desde algunos foros boicotear a las petroleras para que éstas se vieran obligadas a abaratar el precio de la gasolina. El sistema era bastante ingenioso, no repostar en una firma en concreto, para obligarla a bajar los precios y así, ésta, indirectamente, forzaría a las otras a hacer lo propio. Hoy creo que es, aún más necesario tomar esta medida, no ya con las petroleras sino también con las firmas constructoras para que sean más sensibles con nuestras necesidades y nuestras inquietudes. Dentro de poco no nos acordaremos de lo chungo que estaba el tema hace unos meses y seguiremos cogiendo el coche hasta para ir a la esquina. Pero llegará un día, dentro de poco, en que volverá a suceder lo mismo, y esta vez quizás sea provocado por otra variable de la ecuación que sea menos fluctuante y no podrá alterar el resultado de la ecuación. Entonces, cuando no se vendan coches, porque vale más caro llenar el tanque que pagar la letra del mes, entonces nos acordaremos de Regreso al futuro y su Delorian come basuras.

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