Todavía no ha amanecido, cuando reparo en la noticia donde se hacen eco de la voz de alarma de Cáritas…Actualmente 22 de cada 100 personas se encuentran en condiciones de pobreza en España. Impactada, pero apenas asombrada, no acabo de reaccionar cuando escucho varios testimonios de familias que se encuentran en desahucio, debido al desempleo, al no poder hacer frente a una hipoteca, que les ha condicionado el presente y el futuro.
Después, reflexiono en la reforma laboral, en las manifestaciones de la ciudadanía, y en los posibles ases en la manga que nos aguardan, si el partido político que se encuentra gobernando, hace más ancho su cortijo. Y pienso en las generaciones anteriores, especialmente las que lucharon por expandir el bienestar social sin distinciones. Claro… ¿cómo va a interesar inyectar la vacuna de la memoria histórica? ¿Cómo no van a aprovechar la crisis económica para propagar el virus del miedo?...Si siguiéramos el discurso de José Ortega Gasset, estaríamos incurriendo en el mayor de los defectos, en la Ingratitud. Así expresado, en estos momentos, no nos hacemos cargo: “de que casi todo lo que hoy posemos para afrontar con alguna holgura la existencia lo debemos al pasado….Olvidar el pasado, volverle la espalda, produce el efecto al que hoy asistimos; la rebarbarización del hombre”. Ciertamente, este posicionamiento anestesiado, no hace más que aumentar nuestra ceguera ideológica. Recordemos los esfuerzos de las personas mayores que se implicaron en la construcción de la democracia; de quienes haciendo balance, ven ahora desmoronarse sin pausa, los logros sociolaborales y económicos que han defendido en su trayectoria personal y colectiva. Si ahondamos en los conocimientos de un porcentaje significativo de la juventud, podemos considerarla experta en las nuevas tecnologías, pero quizás muestren un importante desconocimiento de la historia de nuestro país, de los costes, a diferentes niveles, que ha supuesto que se disfrute del Estado de Bienestar, de las Políticas sociales y de los Sistemas de Protección, que procuran atender y dar respuesta a las problemáticas y necesidades. La pobreza, no es un fenómeno unicausal. Se expande conjugando las actuaciones de quienes han despilfarrado, malgastado y engañado, con otras acciones de connivencia, indiferencia, silencio y justificación. Por justicia, por hacer prevalecer la igualdad, debemos comprometernos a través de nuestra participación y visibilización activa, en rechazar aquello que atente directamente a nuestros derechos económicos, sociales y culturales, puesto que el paso siguiente, sería poner en peligro, los civiles y políticos. Por gratitud, debemos hacer prevalecer lo conseguido por tantas generaciones. Que no nos vapuleen en nombre de los recortes y que den ejemplo de austeridad, de una vez por todas, quienes ostentan altos cargos públicos y privados…
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