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Sobresueldos

Parece que al señor Bárcenas le han encontrado unos cuantos millones de euros en Suiza. Los jueces, supongo, investigan de dónde ha salido tanta pasta

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Parece que al señor Bárcenas le han encontrado unos cuantos millones de euros en Suiza. Los jueces, supongo, investigan de dónde ha salido tanta pasta. Tener una cuenta cargada de millones no es ningún delito. Si el dinero se ha conseguido de forma legal, veinte millones de euros en un banco tienen que servir, entre otras cosas, para dar mucha envidia. A mí, al menos, me la da. Lo reconozco. El problema viene cuando uno se dedica a una actividad que, en principio, no justifica un pastizal de esas dimensiones. Está claro que a nadie le va a extrañar que un futbolista de élite, o un piloto de fórmula uno, en un momento dado, ganando lo que todos sabemos que ganan, tenga cuentas millonarias en Suiza  o donde le dé la reverenda gana. El problema viene cuando te encuentran más dinero del que puedes haber ahorrado trabajando. Y si tu trabajo ha sido el de Senador y tesorero de uno de los dos partidos políticos más importantes de España, no parece descabellado que algunas miradas se dirijan hacia los máximos dirigentes del partido en el que militó hasta hace cuatro años. Es normal. Yo, si fuera Rajoy, también encargaría una auditoría para comprobar que la fortuna de mi tesorero no ha salido de mi bolsillo. Estaremos de acuerdo en que si el dinero se lo han quitado a alguien –cosa que los Tribunales tendrán que decidir-, lo suyo es devolverlo a su legítimo dueño. Mientras tanto, sería conveniente no caer en el error de demonizar los sobresueldos de los altos cargos, caso de que los haya o los haya habido. No es ningún delito pagar un sobresueldo. Ni siquiera es ilegal. No es necesario que se anuncie a bombo y platillo, pero quiero entender que todo el que desarrolla un trabajo tiene derecho a cobrar un sueldo por ello. Otra cosa es que alguien quiera hacerlo por compromiso personal o por amor al arte. Y cuestión distinta es que ese sueldo, o sobresueldo, no venga directamente del partido, no se haga por transferencia bancaria, no figure en contabilidad o no se declare a Hacienda. Porque, en casos así, puede darse una imagen no del todo ajustada a la higiene que uno espera ver en nuestros gobernantes. A ver en qué queda todo esto. Espero que termine bien, porque no nos merecemos otra cosa. No me duelen prendas en reconocer que pondría la mano en el fuego por más de uno, y no es justo que pese sobre todos, y todas, la sombre de la sospecha. staremos al resultado de la auditoría.

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