Cuentan que San Valentín fue un médico romano que se hizo sacerdote y que casaba a los soldados, a pesar de que ello estaba prohibido por el emperador Claudio El Gótico que lo consideraba incompatible con la carrera de armas. El emperador ordenó decapitarlo en el 270, un 14 de febrero, dando origen a esta fiesta. La festividad fue borrada del calendario eclesiástico en el año 1969 como parte de un intento para eliminar santos de origen posiblemente legendario. Existen otros San Valentín pero éstos nada tienen que ver con los enamoramientos. La fiesta de San Valentín carece de carácter religioso, es puramente comercial, seis de cada diez personas así lo consideran.
Una encuesta realizada por una empresa relacionada con las ofertas de viaje por internet, revela que un 85 por ciento de los encuestados tiene intención de regalar algo a su pareja aprovechando la fiesta de San Valentín. Probablemente pocos de estos enamorados estarán dispuestos a gastarse 38.600 euros que cuesta una romántica cena de lujo y una noche de amor (con dos relojes Cartier de regalo) en la suite presidencial de uno de los hoteles de lujo de Shanghai que este año compite por ofrecer la cena de San Valentín más cara y lujosa posible. Me parece que, de aquí de Jerez, van a ir pocos hoy a Shanghai, como mucho a un restaurante chino a pedir el menú del día con sus rollitos de primavera y su arroz a las tres delicias porque el índice de paro, unido a la crisis y a las pocas perspectivas de empleo no da para mucho más, y si no que se lo pregunten a los párrocos de Jerez que, entre el desempleo y la imposibilidad de acceder a una hipoteca se están quedando sin bodas o al bordador Ildefonso que ha visto cómo ha disminuido, en gran medida, la confección de túnicas para la próxima Semana Santa. Tendremos de nuevo que invocar a los santos patronos para salir de este bache y ahora que estamos en época de Carnaval habría que recordar aquello de “el patrón de los paraos es San Felipe, San Felipe González”, ahora tenemos más suerte porque Felipe González no estaba incluido en el santoral ni tenía poder intercesor, pero San Martín de Porres si y San Martín si es santo patrón, ampara e intercede por todos los zapateros del mundo. Y el ser zapatero es algo bastante complicado porque hay que poner empeño y habilidad en arreglar, lo que por estar tan gastado y deformado, en la mayoría de los casos ya no tiene arreglo.
Aprovechemos el día de San Valentín que tampoco hay que ir a Shanghai para pasárselo bien y dejemos a los políticos con sus problemas porque ya lo dice el refrán: “Donde hay patrón no manda marinero”.