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El PGOU propone llevar la carga y descarga del casco antiguo a su periferia

El nuevo documento plantea que los transportistas hagan uso de unos ?carritos silenciosos?

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  • El modelo a imitar, según los autores del futuro documento, son zonas de carga y descarga como las de la Catedral, alejadas del núcleo urbano. -
El equipo redactor del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que la Corporación local aprobará mañana en un Pleno extraordinario, plantea llevar a cabo cambios sustanciales en la distribución de las zonas de carga y descarga dispersas por el casco antiguo. 

En concreto, el documento aboga en su memoria de información por ir suprimiendo “gradualmente” aquéllas que se encuentran en la parte más interior y trasladarlas hasta la periferia. Todo ello con el objetivo de disminuir la circulación de vehículos por el entramado de viales que constituyen el núcleo urbano. 

La capital gaditana cuenta en estos momentos con 144 espacios de este tipo, que abarcan hasta 654 plazas de aparcamiento. De ellas, 44 zonas de carga y descarga se localizan a lo largo de intramuros, con un total de 197 plazas para estacionar. Una cifra que los autores del documento urbanístico consideran suficiente para el suministro de los diferentes comercios. Sin embargo, no opinan lo mismo en lo concerniente a su emplazamiento. 

Así, señalan con contundencia que el reparto actual no es “el más apropiado para un enclave histórico fundamentalmente turístico, comercial y administrativo”. En consecuencia, proponen emprender una “reubicación” de las zonas de carga y descarga, basada en el desplazamiento “paulatino” de éstas al perímetro del casco. 

Esta medida traería consigo un incremento de la distancia comprendida entre los establecimientos comerciales y los vehículos encargados de reponer su género o mercancías. Y he aquí donde radicaría el talón de aquiles de la iniciativa, ya que el PGOU no resuelve este problema de una manera eficaz. De hecho, se limita a sugerir vagamente el empleo de unas “carretillas silenciosas” para cubrir estos trayectos y poco más. 

Eso sí, los artífices del futuro planeamiento dejan abierta la puerta a una posible ampliación de los horarios en estos puntos con el fin de “adaptarlos a la probable modificación de hábitos” que supondrá para el movimiento de los productos. Esta idea parece concebida como una compensación. Máxime, cuando el 90% de estos lugares tiene un horario reducido desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde, salvo excepciones motivadas por la “peculiaridad” del sitio. 


“GRANDES BENEFICIOS”
Según lo expuesto en la memoria del PGOU, esta nueva forma de actuación reportaría “grandes beneficios” en tanto que contribuiría a “calmar el tráfico en el interior de la ciudad”. Esto evitaría lo que normalmente ocurre en las calles Benito Pérez Galdós y Sacramento, que “son paso obligado para todas las furgonetas que quieran ir a la zona de carga y descarga situada en Alcalá Galiano y alrededores del Mercado Central”, argumentan los redactores. 

Otro ejemplo de congestión que aporta el texto sería el de “los vehículos que transitan por Rubio y Díaz y Cardenal Zapata para acceder a la zona de carga y descarga de la Plaza de Candelaria”. 

Frente a estos casos a erradicar, el futuro PGOU apuesta por seguir la estela de las áreas de este tipo ubicadas en calles como Arquitecto Acero (perpendicular al Campo del Sur), Plaza de Santa Elena, Plaza de España, etc. En definitiva, espacios abiertos donde la labor de los transportistas no obstaculice el tráfico en el centro. 


DESVIAR EL TRÁFICO A LA RONDA
La pretensión de desplazar las zonas de carga y descarga del casco histórico a su perímetro se enmarca dentro de un objetivo más amplio, que busca desviar, en la medida de lo posible, el tráfico rodado hacia la ronda. 

Así pues, hay más medidas que responden a este propósito. Y entre ellas destaca, por lo arriesgado, la de dejar la circulación en un sólo sentido en la circunvalación. Pero también la intención de aumentar la peatonalización de calles, impidiendo el tránsito de vehículos; la creación de subterráneos a las afueras (Plaza de Filipinas, Plaza de Sevilla, Plaza de Santa Bárbara y ampliación de Canalejas); o el establecimiento de restricciones a la hora de construir futuros estacionamientos unipersonales o colectivos: “En las calles peatonales no debe concederse ninguna nueva licencia de aparcamiento”, puntualiza el documento.

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