Un reciente informe emitido por el Comisario de Economía de la UE, incluye las conclusiones de la revisión en profundidad que elabora su departamento sobre los desequilibrios macroeconómicos de 17 países de la UE dentro del marco europeo establecido de vigilancia económica, resaltando especialmente a aquellos países que figuran en el apartado que el propio informe cataloga como “desequilibrios macroeconómicos excesivos”. En este grupo se incluyen Italia, Eslovenia y Croacia, debido a sus enormes endeudamientos y a la pérdida de competitividad Internacional, como consecuencia de la ausencia de reformas estructurales, e inestabilidad política. Los demás países incluidos en este dossier presentan desequilibrios internos menos significativos. Sin embargo, lo verdaderamente novedoso es que España, hasta ahora identificada en el grupo de los países más vigilados, ha sido excluida del mismo “al constatar que el ajuste de los desequilibrios excesivos comprobados el año anterior se han reducido claramente, y que el retorno a un crecimiento positivo ha minorado los riesgos”. No obstante, Bruselas seguirá manteniendo “una vigilancia particular sobre el nivel de deuda, la tasa de paro, que sigue en niveles alarmantes, y el cumplimiento de los objetivos de déficit”. Por otro lado el informe abunda en que el retorno al crecimiento, aunque muy débil aún, además de reducir los riesgos, ha posibilitado el incremento de la competitividad de nuestra economía, orientando el sistema productivo hacia los sectores exportadores y la competitividad internacional para reducir el gran volumen de endeudamiento externo y la carga que supone en términos de flujo negativo de ingresos hacia el resto del mundo. No obstante, el informe contiene una serie de recomendaciones que incluyen estimular la demanda interna, tanto pública como privada, profundizar sobre las reformas del mercado laboral y mantener la moderación salarial, entendida como la estrecha vigilancia sobre el conjunto de los costes laborales unitarios, para seguir incrementando el nivel de productividad y competitividad.
Aunque este favorable dictamen sobre la evolución de la economía española confirma los buenos auspicios que buena parte de instituciones, analistas y organizaciones de toda índole están vertiendo últimamente, e, incluso, las del propio gobierno, debemos hacer especial hincapié en las sugerencias que contempla el mismo relativas, sobre todo, a la disminución ostensible del nivel de paro, ya que esta variable será la que permitirá efectuar la evaluación más fiable de la verdadera evolución de nuestra economía. Sin embargo, este seguimiento no debe evitar reconocer los avances conseguidos, como parecen pretender los análisis de algunos sectores, ya que obvian, por lo general, que el punto de partida era enormemente complicado y que la reconducción del mismo requiere de un período más o menos prolongado.
No es mi intención negar que, efectivamente, la envergadura de las tareas pendientes es ingente por su enorme trascendencia y que cada uno tiene el derecho a centrar los análisis sobre los aspectos que considere adecuados, pero también considero que el reconocimiento de la mejora de algunas variables críticas debería ser una cuestión de absoluta equidad.