El pregón rememoró las historias particulares de los residentes del famoso callejón Espelete
El pregonero de la Fiesta de los Patios, Manuel Morillo, quiso hacer un no pregón el pasado jueves en la bodega de San José, un discurso echando la vista atrás hasta aquellos años de crudeza insostenible por las penurias pasadas en la Guerra Civil y un recordatorio de aquellas personas que han engrandecido la existencia de los patios portuenses.
No quiso dejar atrás la importancia de la llegada de la radio, sobre todo de la telenovela, al patio portuense, donde los porteños (como tildan los historiadores a los habitantes de El Puerto), pasaban las horas, ni de su visión desde la azotea de la casa de sus padres, afincada en plena calle San Juan, desde donde podía divisar muchas de las grandezas de la ciudad, pero también de sus miserias. No dejó pasar la ocasión de poder nombrar a sus amigos Enrique Bartolomé o Francisco Gallardo.
Tampoco quiso dejar de nombrar el buen hacer de cada uno de los vecinos y comerciantes del antiguo callejón Espelete, que ahora se abre a la ciudad cada primavera para mostrar sus mejores interiores, revestidos de miles de flores que conservan sus propietarios a base de mucho esfuerzo. Ni del censo realizado por Rafael Fenoy, artífice de la fiesta, de todos los singulares patios que copan el centro histórico, de los que se podrían contar más si no se hubieran echado a perder por el paso de los años y la falta de ciudados de los administradores públicos, a los que también recordó que el pueblo no sólo está cada cuatro años. “No queremos una política del parcheo”, reconoció, “estaremos por encima de los que quieran manejarlos”, gritó.
Pero a lo largo de su discurso, y con motivo de alguna de las historias contadas, fueron muchos los partícipes del mismo. En el propio escenario fueron tres mujeres y varios niños los que rememoraron la vida de las casas de vecinos. La joven portuense Soledad Gatica escenificó dos nanas preciosas de las que se podían escuchar en los patios. Esta artista actuará en el teatro municipal en mayo con su flamenco. También los hermanos Patino estuvieron tejiendo malla, una profesión la de redero que entiende que se pierde por la falta de materia prima, los baros que esperaban en el Guadalete, y de relevo generacional.
El alcalde, Enrique Moresco, y el autor del cartel, Rafael Fenoy, subieron al escenario a destapar el cartel, y con lágrimas en los ojos, éste último quiso agradecer el esfuerzo realizado por tantos años por todos los que han colaborado con él e hicieron grande e importante la Fiesta de los Patios.
El primer edil por su parte se dirigió a la bodega, repleta de portuenses que no quisieron perder la oportunidad de ser protagonistas del pregón de la fiesta, para confirmar que “este acto es importante porque supone recuperar nuestro patrimonio. La fiesta tiene nombres y apellidos, Rafael Fenoy, y eso nos obliga a que este trabajo siga adelante para que no se pierda nuestro patrimono, tanto humano como físico. Os animo a disfrutar de la fiesta”, sentenció.