El debate más importante que se ha producido en nuestra ciudad en los últimos tres años tiene que ver con el nuevo PGOU, especialmente tras la reciente sentencia del Tribunal Supremo, que permitirá celebrar el referéndum.
—Durante la rueda de prensa celebrada en Granada ante más de una veintena de medios, al escuchar las palabras del letrado, Antonio Tastet, se le veía sonriendo como hacía tiempo no captaban los objetivos de las cámaras. ¿Tanta satisfacción le ha producido esta decisión del Supremo?
—Mucha, pero especialmente porque ha sido el triunfo colectivo de miles de ciudadanos que confiaron en un proyecto de ciudad y que pidieron ser oídos. Pero además este es un triunfo de la democracia. Por lo que a mí respecta, estoy feliz como ciudadano, como administrador público y feliz como una persona que cree en la democracia, no solo como sistema de voto, sino como en la forma que tienen los ciudadanos de participar en la toma de decisiones.
—¿Cómo recibió la noticia, quién se la comunicó, cuál fue su primera reacción?
—Me llamó Paco Gómez, de la asesoría jurídica del ayuntamiento y me dijo que tenía que darme una buena noticia, y eso es algo que siempre viene bien. Ya me lo contó y de inmediato me puse en contacto con Antonio Tastet, cuya profesionalidad ha quedado sobradamente demostrada marcando un nuevo hito en la historia de la abogacía y la democracia.
—En diciembre de 2005 y en marzo de 2006 le dijeron que no al referéndum. Han pasado más de tres años. ¿Esperaba este resultado?
—Nosotros siempre dijimos que llevaríamos este asunto a donde hiciera falta, incluso a las más altas instancias, tal y como al final ha sido. Teníamos claro que si no nos hacían caso en los tribunales españoles iríamos a Estrasburgo. Afortunadamente no ha sido necesario porque ha funcionado bien la Justicia española y además lo ha hecho en un tiempo relativamente corto y con una sentencia muy bien expuesta, articulada y enjuiciada.
—En este caso el Tribunal estaba presidido por un ex Ministro socialista, Fernando Ledesma, quien ha quitado la razón a los suyos.
—Ya va siendo hora de que en este país acabemos con esos "compartimentos estanco" de la disciplina de partido, que si son malos en las decisiones políticas, son dañinos, perversos y peligrosos en las Administraciones de Justicia.
—Si sabían que el resultado no era vinculante ¿Qué les motivó en su día a proponer el Referéndum?
—Fue una idea que surgió del maremágnum artificial orquestado en torno al PGOU por los medios de comunicación instigados por el PSOE, que intentaron traducir a la opinión pública que el proyecto de ciudad que se había defendido por el Partido Popular y Convergencia Andaluza con el respaldo de miles de personas y multitud de asociaciones, era un proyecto de unos cuantos especuladores y de los que estábamos a la defensa de esos intereses especulativos, haciendo creer que los ciudadanos de Almuñécar estaban radicalmente en contra de esa propuesta. De ahí que decidiéramos demostrarles a todos que la mejor forma de saber que opinaban los ciudadanos era consultarles y que salieran a la luz sus auténticos criterios, acogiéndonos al marco legal vigente.
—Pero la respuesta de las administraciones fue radicalmente negativa.
—Esa fue nuestra gran sorpresa porque lo iniciamos desde el convencimiento de que no habría ningún problema. Pero incluso antes de que hubiéramos tomado el acuerdo en Pleno, desde las altas esferas del Partido Socialista nos dijo que eso era ilegal. Fueron demasiado rápidos en usurpar las competencias de los tribunales de justicia colocándonos en el lado de la ilegalidad; porque para ellos, todo lo que no les gusta es ilegal.
—Su equipo realizó un importante despliegue con recogida de apoyos a las asociaciones y recogida de firmas a los ciudadanos. ¿Tan seguro estaba entonces de que el resultado de esa consulta popular les iba a ser favorable?
—Sí porque era una propuesta que contaba con el apoyo de 17 de los 21 concejales de la corporación; con el apoyo de la práctica totalidad del mundo asociativo de Almuñécar y con más de 5000 firmas recogidas en poco más de cuatro días. Y esto sin olvidar que en la actualidad, los partidos que defendimos ese proyecto tenemos 15 de los 21 concejales y no sé cuál será el posicionamiento de los que hay ahora y antes no estaban en el gobierno. Todo indica que una amplia mayoría de almuñequeros y herradureños tienen claro que esta ciudad tiene que convertirse en un lugar moderno, turístico y de servicios, con un proyecto de desarrollo amplio y equilibrado que genere empleo y bienestar para todos.
—Han pasado los años y la situación urbanística del municipio sigue siendo prácticamente similar. ¿Continúa pensando que cuenta con los mismos apoyos que entonces?
—No hay ninguna razón objetiva para que las personas que apostaron por un proyecto de futuro hayan cambiado de criterio. Por el contrario pienso que muchos de los que se dejaron engatusar por un discurso de inmovilismo reaccionario, se han dado cuenta de que si los proyectos que pusimos sobre la mesa en su día no hubieran sufrido el retardo y el freno de la Junta de Andalucía, estaríamos en mejores condiciones de enfrentarnos a la crisis que está azotándonos. No olviden que si no tuviéramos el sector hotelero y de servicios que tenemos ahora, con la paralización del sector de la construcción, podríamos andar con cifras de paro de más del 50%, algo que afortunadamente no ha sucedido gracias al respaldo laboral generado por el sector turístico.
—La postura de la administración socialista fue rotundamente negativa, recuerdo al Consejero de la presidencia diciendo que de Referéndum nada y que lo que debía hacer usted era ajustarse a la ley.
—Esta administración siempre ha sido un lastre retardador y frenador de todos nuestros proyectos, como demostró en su día el señor Zarrias acostumbrado a mandar sin que nadie le tosa, quien tuvo una reacción muy desafortunada cuando dijo que "la justicia hablaría y lo haría pronto". Pues bien, la justicia ha hablado y no ha sido precisamente para darle la razón.
—¿Qué pensó entonces de esas declaraciones?
—Yo conozco desde hace muchos años al señor Zarrias para lo bueno y lo malo. No me sorprendieron en absoluto.
—¿Qué le diría ahora a todos los que entonces le tacharon de intentar promover una consulta popular que a criterio socialista era absurda e ilegal?
—Que sean más prudentes a la hora de hacer juicios de valor. En estos días he tenido la ocasión de repasar las hemerotecas y la verdad es que es tremenda y brutal. No le recomiendo a los que hicieron esos discursos que la lean porque les debería dar mucha vergüenza.
—Sin embargo, las Federaciones española y andaluza de Municipios y Provincias, ha valorado positivamente la decisión del Tribunal Supremo.
—Sí. Ambas federaciones han entendido y reconocido que este triunfo de la democracia ha fortalecido tremendamente al municipalismo, por encima del criterio ultracentralista del partido socialista, que quiere convertir a los ayuntamientos en meros aparatos administrativos al servicio del poder autonómico, y no en órganos dotados de la autonomía que marca la Constitución.
—¿Puede servir esta sentencia como una vía de fuerza de los ayuntamientos frente a ciertas imposiciones de las administraciones superiores?
—Y una vía muy importante, ya que de cara al futuro se va a poder decidir, no solo en temas tan trascendentes como es en este caso el urbanismo, sino en otros temas en los que se avanza hacia la democracia participativa y la toma de decisión de los ayuntamientos.
—¿Ha recibido alguna felicitación que no esperaba recibir?
—Bueno, hemos recibido una felicitación curiosa de Pedro Pacheco que, además, nos ha pedido la sentencia. Se la hemos enviado como a todos los que nos la han pedido, pero desconozco para qué. Del mismo modo, la hemos enviado a varios Ayuntamientos y colectivos ciudadanos nos la han solicitado.
—Además de un claro precedente legal, ¿puede suponer esta sentencia el reconocimiento a la "legitimidad" y la "capacidad" de los ayuntamientos para plantear este tipo de consultas populares?
—Hay países que ven bien el referéndum y lo ejercen sin problemas, pero sin embargo, en nuestro país es más complejo. Está claro que esta sentencia abre una vía importante al municipalismo porque es bueno que a la hora de defender posiciones de los ayuntamientos frente a la "omnipotente y todopoderosa" Junta de Andalucía, los ciudadanos podamos tener el respaldo de nuestros conciudadanos cuantificado. No es lo mismo defender un proyecto o una idea pensando que es buena, que defenderla con el pronunciamiento mayoritario de los ciudadanos a favor.
—¿Por qué el 28 de febrero?
—Sin duda, porque el simbolismo de la fecha nos atrajo mucho. Además, necesitábamos un tiempo para la intendencia y que no se produjeran recursos en el Constitucional. Y una vez pasado el plazo y el proceso legal, hay que darle tiempo a las fuerzas políticas para que se posicionen y puedan hacer su campaña a favor o en contra. Además, el 28 es sábado, día laborable salvo para la administración pública, y un día festivo en el que probablemente nos sea favorable el nivel de participación. Al menos eso esperamos.
—La Junta consideró en su informe de marzo de 2006 que la pregunta del referéndum era una pregunta "inequívoca", que admitía duda o equivocación. La pregunta era: "¿Respalda usted el acuerdo del Ayuntamiento Pleno de fecha 17 de agosto de 2005, aprobando inicialmente el PGOU de Almuñécar?" ¿Cree que es la mejor pregunta que se puede hacer?
—Será la misma pregunta, porque además no se puede cambiar nada en el procedimiento porque habría que iniciarlo de nuevo. Pero creemos que la pregunta es clarita y meridiana. Los ciudadanos la entenderán sin problemas.
—El PGOU presentado ha sufrido cambios. ¿Afectarán esos cambios al modelo de ciudad y crecimiento planteado en el proyecto?
—Naturalmente, porque un Plan de Urbanismo es algo vivo y cambiante que se va adaptando a la propia realidad del municipio, al marco legal existente y a la demanda socioeconómica. Pero además, y más importante, es que lo que queremos es opinar sobre el modelo de ciudad al que queremos llegar a largo plazo y las etapas que hay que cubrir en los 25 ó 30 años que nos hemos marcado en el horizonte. La legislación marca un modelo de ciudad a 8 años vista, por lo que deberemos adaptarnos a esa etapa de crecimiento, con un proceso de evolución paulatino y cambiante.
—¿Piensa iniciar una nueva ronda de apoyos de cara a la convocatoria que va a plantear a sus vecinos?
—Antes nos reunimos con decenas y decenas de colectivos y asociaciones para intentar trasladarles cual era la visión que nosotros tenemos de la Almuñécar del futuro. Nuestra experiencia nos dice que Almuñécar ha dejado de estar basada en una economía agrícola incapaz de dar beneficios y respuesta a las demandas ciudadanas, convirtiéndose progresivamente en una ciudad moderna, con el peso de la economía en el sector turístico y de servicios como sustento del impulso económico. Hay que restar peso al sector de la construcción a la mitad del que hoy tiene, y trasladarlo al turístico, de igual manera que de los 60 al 2000, se pasó de la agricultura a la construcción. Este es un proceso que hay que terminar para que la agricultura se mantenga en un 10%, gracias al trabajo del Consejo Regulador y otros colectivos, para basar el futuro de Almuñécar claramente en el turístico.
—A los ciudadanos les preocupa la masificación de viviendas y la pérdida de zonas verdes
—Hacen bien en preocuparse. Lo que ocurre es que hay que situar ese crecimiento y las cifras en el horizonte temporal preciso. Almuñécar ha estado creciendo desde mediados de los 80 hasta casi el año pasado en un promedio de 1000 viviendas anuales. Evidentemente, el modelo que se diseñó a principios de los 80 no tiene nada que ver con el modelo que hay que diseñar ahora. La mentalidad, las circunstancias y la dinámica era otra. Ahora de lo que se trata es de una expansión hacia las colinas del interior, que permitiría un desarrollo residencial blando, hacia el residencial hotelero, de ocio, de tercera edad etc. Nuestro municipio no se reduce a los 1000 metros de orilla hacia adentro, conforme nos adentramos al interior, el paisaje rústico de nuestro municipio es muy atractivo y bello; y hacia ese modelo urbanístico del siglo 21, de escasa densidad, sin masificaciones, zonas verdes, servicios y equipamientos, es al que nos tenemos que dirigir.
—Desde entonces, los criterios urbanísticos han cambiado radicalmente.
—Sí, Porque antes se trataba de quitar el hambre y generar trabajo. Entonces lo importante era aprobar todo para generar recursos y eliminar el paro para que la gente medio viviera bien y comiera. Entonces, los discursos medioambientales eran difíciles de entender. Se hizo lo que se pudo y muchas seguro que mal. Pero era lo que había entonces y ahora no sirve de nada retrotraernos a lo que se hizo bien o mal.
—El PP ha manifestado públicamente su satisfacción por la decisión del Supremo. ¿Va a pedirles que se sumen a ustedes en esta consulta popular?
—Yo me he reunido con la presidenta y el secretario del Partido Popular y les hemos consultado por la fecha del referéndum elegida porque nos parecía justo que participaran en la toma de esta decisión puesto que apoyaban la propuesta. Les hemos planteado además la realización de una campaña, cada uno defendiendo sus proyectos, para asegurarnos un buen nivel de participación que ayude a que el voto que ambos partidos hicimos en su día en el pleno se traduzcan en votos ciudadanos. En ese sentido y en otras muchas materias estamos en muy buena sintonía.
—Sin embargo, parece que el resto de la oposición, PSOE, IU y PA han hecho piña últimamente. ¿Eso puede perjudicarles?
—La deriva a la izquierda radical del PSOE en Almuñécar va en consonancia con la pobreza de sus resultados electorales, radicalizando aún más sus discursos y hundiéndose cada vez más en su propio suelo electoral. A mi no me preocupa, es a ellos a quienes debería preocuparles.
—¿Les va a costar mucho a los ciudadanos de Almuñécar esta movida?
—No sé porqué. El coste de un referéndum es cero para los ciudadanos salvo lo que cada partido quiera sacar de su bolsillo para hacer campaña. Los locales son públicos y las personas que van a estar en las mesas están a cargo de la Junta Electoral. Creo que nos limitaremos ha proponer una campaña desde el ayuntamiento animando a los ciudadanos a participar, poco más.
—La Junta ha incidido mucho últimamente en que la decisión la tienen ellos. : ¿Qué les diría a los ciudadanos que piensan que con ese voto pueden modificar en algo la decisión de la Junta respecto al PGOU?
—Bueno, esto todos los ciudadanos saben que no es vinculante y que se trata de conocer la opinión de los ciudadanos, pero nos va a servir para profundizar en el debate político de cada grupo y que cada uno sepa el respaldo ciudadano con el que cuenta. En cuanto al PGOU, está claro que la Junta lo tiene que aprobar, lo que hace falta es que se apruebe pronto y lo más parecido a nuestro modelo de futuro, y para eso el respaldo ciudadanos nos ayudará y apoyará.
—¿Y si los ciudadanos dicen NO a su Proyecto de Planeamiento?
—Si los ciudadanos dicen No, estará todo dicho y retiraremos el proyecto de inmediato haciendo un acto de constricción reconociendo que nos hemos equivocado. Si a nivel legal no es vinculante, para nosotros sí. Y si el modelo de futuro que hemos proyectado no es el que los ciudadanos quieren mayoritariamente pues sabremos reconocerlo con su retirada.
Entrevista. Juan Carlos Benavides ?Alcalde de Almuñécar?
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