Cuando fracasamos en nuestros objetivos, hemos de plantearnos que algo estaremos haciendo mal y seguro que hemos cometido errores, mientras que otros han acertado de pleno, en su estrategia, metodología y capacidad de comunicación. La solución no puede ser culpar a los otros de todos nuestros desaciertos.
Los fracasos si queremos superarlos, hemos de comenzar por reconocerlos y a partir de ahí ponerles remedio, pero si nos empecinamos en persistir en nuestros errores, sin cambiar nuestros proyectos ni ser capaces de abrir nuevos espacios, y que haya una renovación en las personas que nos van ayudar a materializarlo y ser de capaces de explicarlo.
En definitiva deberemos plantearnos si las cosas no funcionan en hacer los cambios necesarios , en los que seamos capaces de construir entre todos la ilusión de los protagonistas, de quienes son capaces de transformar la sociedad para que vivamos mejor desde ser agentes de ese cambio y no sujetos pasivos.
La renovación frente a la parálisis, las certezas que nos sirvan para resolver las incógnitas que se nos plantean, las conversaciones y diálogos superando las imposiciones y las cerrazones, y no hundirse emocionalmente como síntoma del fracaso y el abandono.
Cuando nos abrimos de nuestro pequeño microcosmos al resto del mundo y nos modernizamos por dentro y por fuera, saliendo del hedonismo o del ostracismo de nuestras cuevas de comodidad o sintiendo la tentación de fabricarnos paraísos artificiales y espejismos.
Hemos de encontrar el equilibrio que nos haga hacernos entender sobre lo que queremos decir y hacer, sin desviaciones ni hipérboles., albergando esperanzas y optimismos , pero sin triunfalismos, con el orgullo de conseguir llegar pero evitando la tentación de quedarnos para siempre.
A veces caemos en el absurdo y en nuestra afán inmovilista , no queremos salir de nuestra urna de cristal y pretendemos pactar con nuestro destino y los demás un futuro incierto que no conocemos. En nuestro repertorio de conductas, tenemos la tendencia a ver nuestro propio mundo y las personas que lo habitan polarizadas en blanco y negro, sin entender la variedad de colores que inundan la realidad.
Para abrir nuevos espacios, hemos de admitir que si construimos un debate productivo , tendremos cosas que mejorar, si somos capaces de hacer un buen diagnóstico encontraremos las terapias adecuadas , si admitimos que necesitamos a los demás para hacer el camino sumaremos, si nos cerramos en rechazar la ayuda de los otros , probablemente no avanzaremos.
No nos debe extrañar que el tiempo cambie nuestra óptica de las cosas y los personajes, y lo que ayer era de una manera , hoy nos parezca de otra, aunque debamos actuar con cautela para no ser deslumbrados por luces que se apagan o falsas ilusiones.
Encontrar las palabras precisas en el momento adecuado nos facilita que las batallas y las luchas dialécticas no se transformen en guerras sin sentido, que llenen de confusiones , lo que debería estar sembrado de claridades y argumentos.
Si somos capaces de mantener vivos nuestros recuerdos , no nos convertiremos en el olvido de quien no ha sido ni ha estado, si desaparecemos de nuestra memoria no habremos disfrutado con los éxitos propios y ajenos, ni tampoco nos conmoverán las emociones , simplemente nuestras voces se convertirán en ecos , y nuestras expresiones serán puras repeticiones en el peor de los casos.