El viernes de feria se tornó a última hora en una estupenda tarde, en la que casi todas las casetas comenzaron a ganar público a eso de las siete u ocho de la tarde, de lo cual se desprende que la mayoría de familias optó por almorzar en casa y, si acaso, tomar luego un tentempié en la feria. En este sentido, ha sido una feria de mucho montadito y menos gambas y jamón. Las orquestas animaron las casetas con la música de moda y las clásicas sevillanas, aunque la mayoría optó por la megafonía, más económica y que requiere menos espacio.


Una de las primeras imágenes institucionales de la tarde fue la entrega de placas del concurso de casetas, que este año ha ganado Labradores. El alcalde, José Luis Núñez, acompañado de varios delegados, entre ellos el de Fiestas, Leopoldo Pérez, entregó el detalle a los precursores de esta tradicional caseta privada.


Asimismo, la Asociación de Jubilados y Pensionistas Miguel Mancheño celebró un multitudinario almuerzo en el centro de día San Miguel. El PP celebró también comida entre compañeros y aprovechó para invitar a la prensa; acto al que asistió el parlamentario andaluz Antonio Sanz, prácticamente nuevo presidente del partido en la provincia.


Si la lluvia dio una agradecida tregua, lo que sí se echaron en falta en el recinto fueron los caballos, cuyos jinetes aún no han podido celebrar el esperado pasacalles previa concentración en el Paseo de Andalucía.


En resumen, la feria se siguió viviendo en el interior de las casetas, entre manzanilla, rebujitos, bailes, sonrisas y los eternos reencuentros. Antes, hubo ocasión de montar a los niños en los cacharritos, ya al precio de dos euros y medio, y de tomar unos churros con chocolate para entrar en calor.