El Domingo de Ramos nos dejó otras estampas en las calles de Arcos porque el tiempo meteorológico lo permitió. La Basílica Menor de Santa María de la Asunción repitió su característica imagen de un atrio repleto de público y unas gradas y calle Deán Espinosa donde no se podía transitar, al menos sin molestar a la bien ordenada y silenciosa comitiva de nazarenos.
Los arcenses y visitantes, que se contaban por miles, pudieron admirar por primera vez las nuevas imágenes que acompañan a la de Jesús en su Soberano Poder del Prendimiento: la del guardia del Sanedrín y la de Judas, ambas adquiridas recientemente y que dan un nuevo aspecto al paso de misterio.
La sagrada talla del ‘Prendi’, con túnica azul, desfiló bajo un cielo limpio y con la luna de fondo que brilla con luz propia cada noche de Domingo de Ramos. La estampa que recrea la detención de Cristo en el Huerto de los Olivos bajo la severa mirada del soldado que lo prende, y además en esta ocasión la mirada alejada de Cristo de la nueva talla de Judas, inició la pasión de Jesús en el marco de Arcos.
Momento de especial belleza se vivió durante la bajada por Cuesta de Belén. Poco antes, una saetera regaló su voz a Cristo a la altura de Deán Espinosa, con el aplauso de un público pendiente de la salida desde el principio y que supo aguantar a ambos lados de una calle que siempre se hace estrecha para las procesiones.
Fueron numerosos los hermanos de fila, destacando cada vez más los niños, incluso bebés, a los que sus padres les inyectan la tradición cofrade nada más venir al mundo, siguiendo así un viejo ritual. La Iglesia quedó representada por los sacerdotes Pedro Antonio Lozano Ramírez y Jesús Lozano Pozo, que caminaron cerca de los acólitos delante del paso.
La hermandad está embarcada en el proyecto de la procesión de la nueva talla de María Santísima del Amor y Desconsuelo, a la espera de la adquisición de un paso, posiblemente tipo palio, aunque se trata de un proyecto a largo plazo dada la envergadura económica que comporta.
