La hermandad de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén y Nuestra Señora la Fuensanta se encontró de cara con un día intempestivo. La ilusión de iniciar los desfiles de Semana Santa en un radiante Domingo de Ramos se vieron frustrados inicialmente, ya que la cofradía tardó casi una hora en asomarse tímidamente a la plaza Modesto Gómez por el pórtico de la parroquia de María Auxiliadora. Se llegó a hablar incluso de que la hermandad tan solo permanecería en la calle el tiempo de dar una vuelta a la plaza, pero sus responsables sopesaron las adversidades y siguieron más abajo para hacer un recorrido alternativo. Sin embargo, la nueva aparición de la lluvia provocó el regreso apresurado del cortejo a su templo. No obstante, los pocos vecinos comparado con otras ocasiones, pudieron disfrutar de las imágenes tradicionales de la procesión.
El paso de ‘La Borriquita’ lució un friso de claveles rojos, sobre el que parecía pasear plácidamente la imagen de Cristo vestido de hebreo, sobre el pollino que le llevaba a Jerusalén aclamado por una multitud. Su Madre, vestida de beige, y adornada a sus pies por rosas, le siguió detrás llevada por sus cargueras. Una estampa aderezada con los sones de la banda municipal Vicente Gómez Zarzuela, sus característicos estandartes y sus niños romanos que tanto gusta ver desfilar. La hermandad informa de que han podido más las razones sentimentales que las materiales, y que por eso se ha decidido salir en procesión. Es la única que hermandad que desfila exclusivamente por su barrio y sus vecinos así lo esperaban.
Las lluvias del día, que estos días han alimentado cultivos y llenado embalses, truncaron parcialmente una procesión que contó con menos público que otras veces pero con idéntico sentido de religiosidad popular.