Las gastroenteritis en niños son muy frecuentes, sobre todo, en los más pequeños debido al contacto con otros niños. Cuando nuestro hijo o hija tiene una gastroenteritis no le apetece comer porque el sistema digestivo se encuentra inflamado y no tolera adecuadamente todos los alimentos. Esta enfermedad consiste en una inflamación de la mucosa gástrica e intestinal por una infección. El síntoma principal es la diarrea, con un aumento de la frecuencia en las deposiciones que suele ir acompañado de vómitos, fiebre y dolor abdominal de tipo cólico. En general, la gastroenteritis aguda se cura en tres o cinco días. Si se sobrepasan las dos semanas se deberán buscar otras posibles causas. Lo más frecuente es que esté causada por virus, aunque también algunas bacterias (como la Salmonella).
La principal vía de contagio es la fecal-oral. Así si un niño con gastroenteritis no se lava bien las manos con agua y jabón tras ir al baño, cuando vuelve a la clase si coge un juguete, un rotulador o cualquier otro objeto, este objeto se va a contaminar. A continuación, otro niño coge ese mismo objeto y sus manos también se contaminan. Si éste tampoco se ha lavado adecuadamente las manos y se las lleva a la boca, es cuando se producirá el contagio entre ellos. Una vez más lavarse las manos se trata de la principal medida de prevención que podemos tomar para evitar el contagio de estos microorganismos.
Debemos procurar que no lleguen a deshidratarse cuando aparece un virus estomacal en niños. La deshidratación se produce por el exceso de deposiciones que contienen una gran cantidad de agua y por los vómitos si existen. Por tanto, es recomendable ofrecerle agua con frecuencia. Pero sin forzar a que beba demasiada cantidad de una sola vez. Por ese motivo, se debe tomar en pequeños sorbos, pero repetidas veces a lo largo del día. Otras alternativas al agua son las infusiones, como la manzanilla o limonada (sin demasiado azúcar), agua de arroz, que contiene almidón o agua de zanahoria. La bebida de agua de arroz se prepara hirviendo un puñado de arroz en 1 litro de agua durante unos 30 minutos y colándolo a continuación. El agua de zanahoria se puede preparar siguiendo el mismo proceso, pero cortando unos 250 gramos de zanahorias en pequeños trozos y dejándolo hervir por 60 minutos. En ambos casos, mejor es dejarlas enfriar antes de tomarlas.
En cuanto a la dieta es posible que el niño esté algo desganado al principio cuando enferma. Si al inicio no le apetece comer, se le debe ofrecer la bebida frecuentemente. No es recomendable pasar más de 12 o 24 horas de ayuno, por lo que se le debe preguntar si le apetece comer o bien ofrecerle comida si es un niño pequeño. La alimentación sólida debe ser en pequeñas cantidades y escogiendo alimentos que no perjudiquen al estómago e intestinos inflamados. Así serían recomendables:
- Hidratos de carbono: El arroz hervido, la sémola o puré de arroz, la patata hervida, picada o en puré. La pasta blanca hervida (más bien pasada) con un poquito de aceite de oliva y el pan blanco tostado (para reducir al máximo la cantidad de agua que pueda tener).
- Verduras: La zanahoria hervida, picada o en puré. El resto de verduras no serían demasiado recomendables, al menos al inicio de la dieta blanda.
Si acepta bien estos alimentos, de forma gradual, se pueden ir introduciendo otros:
- Huevo: pasado por agua, hervido o en tortilla.
- Pescado: el blanco es de fácil digestión. Merluza, bacaladilla, lenguado, rape, gallo... Lo mejor es tomarlo cocido o a la plancha.
- Carne: las de pollo, pavo, conejo o codorniz son las más indicadas. Lo ideal es prepararlas cocidas o a la plancha, pero sin piel.
- Frutas: la manzana es la mejor tolerada, siempre y cuando se dé cocida u oxidada. Una manzana asada al horno es siempre una buena opción. También podemos cortarla en cuadraditos pequeños y rociarla con unas gotas de limón (o dejarla un buen rato en contacto con el aire) para que se oxide. El plátano maduro y el membrillo son también frutas que se recomienda tomar en la gastroenteritis aguda en niños.
- Yogur: lo mejor es tomarlo natural y sin añadir azúcar o miel. El queso fresco también le puede sentar bien.
Se debe evitar:
- Leche y quesos. Son alimentos difíciles de digerir y, sobre todo los quesos con una proporción de grasa generalmente elevada.
- Verduras y frutas crudas, a excepción de las nombradas anteriormente. Tampoco los frutos secos.
- Bollería, chucherías, caramelos... Una excesiva cantidad de azúcar puede producir efectos laxantes.
- Bebidas gaseosas como los refrescos o el agua con gas. No es aconsejable que las bebidas que se ingieran estén demasiado frías.
Siguiendo estas medidas y esta alimentación evitaremos primero en mayor medida el contagio y reduciremos el tiempo de enfermedad.