Entre los 15 y los 29 años, marco de edad en el que se encuadran la mayoría de estudiantes pertenecientes a la Universidad, el suicidio es la principal causa absoluta de muerte, provocando 341 fallecimientos anuales frente a los 320 de los accidentes de tráfico o los 276 de los tumores. A las muertes por suicidio hay que añadir los intentos y la ideación suicida. Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se dan aproximadamente 20 intentos de suicidio por cada suicidio consumado. Estas líneas demoledoras se incluyen en el Protocolo de Prevención en Conducta Suicida recién aprobado por el Consejo de Gobierno de la Universidad de Cádiz (UCA) y elaborado por el Servicio de Atención Psicológica y Psicopedagógica (SAP) de la UCA, dependiente del Vicerrectorado de Salud y Bienestar de la Comunidad Universitaria. El objetivo es amparar “una actuación precoz” en el caso de detección de riesgo suicida.
El SAP atiende la demanda de la comunidad universitaria en cuanto a formación, sensibilización e intervención en las conductas suicidas del estudiantado, y, además, establece un sistema de detección temprana con la capacitación y colaboración de los docentes, Personal Técnico, de Gestión y de Administración y Servicios (PTGAS) y alumnado, garantizar el acceso rápido a servicios de intervención en crisis o fomentar la creación de redes de apoyo y figuras clave, entre otros objetivos.
El documento plantea medidas de prevención, como talleres y promover un clima universitario armónico y saludable ofreciendo espacios de ocio y descanso donde poder compartir y desarrollar vínculos sociales.
Asimismo, indica que hay que prestar atención a señales verbales que indiquen una conducta suicida, como “vivir así no tiene sentido”, y no verbales, como descuidar la apariencia física o regalar objetos personales que sean preciados.
Sobre qué hacer, el protocolo desaconseja interrogar al alumno, para, en cambio, facilitar la expresión emocional y practicar la escucha activa, con especial atención a los más vulnerables y remarcar que el suicidio es una solución definitiva a un problema que, con toda probabilidad, es temporal.
En el caso de que se produzca un suicidio, la guía indica que es preciso “facilitar el proceso de duelo de la comunidad universitaria y los familiares y personas allegadas, y prevenir futuros incidentes”, por medio de un equipo de respuesta conformado por el Vicerrectorado de Estudiantes, el SAP y el equipo decanal del centro del estudiante en cuestión, en colaboración con las autoridades sanitarias y de salud mental locales.
Más consultas por la salud mental
El Protocolo de Prevención de la Conducta Suicida de la UCA fue perfilado durante el pasado curso -cuando el Centro de Atención al Usuario (CAU) detectó 40 casos en los que los estudiantes afirmaban haber tenido pensamientos de suicidio alguna vez a lo largo de su vida-, y ante el crecimiento significativo en el número de consultas relacionadas con diversos aspectos de la salud mental en los últimos años. Dos psicólogas sanitarias, Ana Zamorano y María, y Mar López Sinoga, directora, son las integrantes del equipo del Servicio de Atención Psicológica y Psicopedagógica (SAP), y han sido, igualmente, las responsables de redactar la guía, junto con Luis Ricardo León y Belén Román.
