La Feria Real 2013 comenzó ayer con la tradicional cabalgata, un espectáculo de colores, música, ambiente y caramelos a la que acudió la casi totalidad de los ciudadanos algecireños, que abarrotaron, de cabo a rabo, el Paseo Marítimo muchos incluso desde la madrugada, que demostraron que hay verdadera ganas de fiesta a pesar de que para poder disfrutar del ferial habrá que esperar hasta mañana martes (aunque hoy se celebrará el denominado Lunes de Farolillo, aunque restringido a los socios de las casetas) cuando se lleve a cabo otra de las tradiciones: el pregón y el encendido de la portada.
La cabalgata la abrió el paseo de caballistas, empezando (y acabando) con agentes de la Policía Nacional. Los primeros en aparecer fueron unas curiosas naves espaciales cuyos pilotos interactuaban con los más pequeños con unos punteros láser como si fuesen disparos.
Luego llegaron los dibujos de la tele, en este caso los famosos
Fanboy y Chum Chum, seguidos de los gigantes y cabezudos.
Con la primera de las carrozas llegó la lluvia de caramelos y con ello, los niños -y los no tan niños- se volvieron como locos a la caza de ese rico manjar azucarado, aunque este año también había otras chuches, como palomitas o gusanitos o regalos, como pelotas de playas, abanicos, gorras...
Tampoco quisieron perderse el arranque de la fiesta otros famosos, como
Peppa Pig y su familia, las
Monster High, Silvestre y Piolín y sus amigos o
Los piratas de nunca jamás.
Como en los últimos años, la colonia boliviana puso la música de su país, al igual que un grupo de brasileños y brasileñas ligeros de ropa.
Las tradicionales carrozas fueron pasando una a una, con bandas de música y alguna charanga entre ellas, pero sobre todo con mucha alegría, ganas de fiesta y un sin fin de caramelos de todos los sabores sobrevolando el cielo algecireño.
Al final, el cierre del desfile lo pusieron las carrozas de la reina infantil y juvenil con toda su corte.
Domingo Rociero
Una muestra de las ganas de fiesta es que, tras la eliminación del Domingo Rociero oficial, el centro se convirtió en el centro neurálgico de la ciudad, donde miles de algecireños acudieron a la llamada de muchos bares y pubs de la zona que comenzaron a vivir la semana grande de Algeciras. Las calles se encontraron abarrotadas de personas. n