Hace 18 años el chiclanero Daniel Ramos decidió apostar por su pasión, la pastelería, en ese momento regentaba un local pequeñito, de apenas 80m2, en Las Albinas, con el tiempo, y mucha dedicación, se trasladó al polígono de Pelagatos, convirtiéndose sus espectaculares pasteles, panes y snacks salados en todo un referente de la provincia, pero también del país.
Daniel y su pareja, Ángeles Aído, se levantan a primera hora de la mañana para elaborar y dar forma a manjares que consiguen sacar el sobresaliente de los más exigentes paladares, es por ello, que recientemente, ha sido reconocido con el galardón de The Baker, organizado por la Baking School Barcelona Sabadell. Un total de 44 artistas de la masa de todos los puntos de la geografía española han participado en este concurso, pero fue el chiclanero quien presentó un trabajo muy correcto a nivel de acabados e impresionó al jurado por su habilidad técnica y enfoque innovador, siendo reconocido con la mención especial al mejor snack salado y la mejor bollería hojaldrada. “Para nosotros ha sudo una experiencia muy bonita y muy gratificante, además de poder fomentar nuestra empresa fuera de Cádiz”, explica el Ramos.
Como bien dice él, “peldaño a peldaño” van consiguiendo méritos por su trabajo delicado, habiendo obtenido también la Miga de Oro de Andalucía y estando presentes en Madrid Fusión.
“Nuestros productos son de fermentación larga, nos gusta mimarlos, y siempre trabajamos con 24 horas de antelación en el proceso”, sostiene Daniel, mientras mete las hogazas multiceral y de chía en el horno de piedra, “siempre trabajamos igual, y nos gusta seguir haciéndolo así, es mucho tiempo y dedicación, pero cuando ves el resultado, te llena”.
Los panes y pasteles de La Cremita tienen un aroma, sabor y textura completamente diferentes al resto. Para saber si un pan es de calidad o no, Daniel subraya que “lo primero es que tenga una elaboración cuidada, la cocción, eso a simple vista se ve con las burbujas que le aparecen, y luego la corteza, a nosotros nos gusta caramelizarla por fuera”.
A diario, elaboran suculentos croissants, palmeras, ahora también llega el turno de los dulces de Navidad, “estamos ahora con los roscos de vino, los panetones, turrones, polvorones…”.
En los mostradores de la tienda, que aguardan largas colas los clientes, se ven tiramisús, piononos de la zona, piononos trufados, tartaletas de limón, napolitanas, de todo. “De pan, la gente suele comprar las hogazas de antaño, la de cúrcuma, el multiceral, el mollete con harina francesa, pero también cositas diferentes como el pan con cebolla caramelizada y rulo de cabra”.
Saben cómo hacer que los clientes se derritan con sus productos, Ramos y su equipo siempre están en continúa formación, “ya sea en Suiza, Barcelona o cualquier rincón”.