Este lunes daba comienzo en la Audiencia Provincial de Cádiz la primera de las tres jornadas del juicio del caso conocido como el de la casa de los horrores de Chiclana contra la pareja alemana-cubana formada por Markus A. y Estrella M., quienes supuestamente se dedicaban al cuidado de ancianos en un chalet en la localidad chiclanera. Sin embargo, y según apuntan las pruebas, la realidad era bien distinta ya que no solo estaban en la casa en una condiciones penosas, sino que además se aprovecharon de la situación de dichos ancianos para quedarse con todas sus posesiones y el dinero gracias a poderes notariales.
Por todo ello, la Fiscalía pide para ambos una pena de 19 años de prisión por varios delitos, entre los que se encuentran malos tratos, falsedad en documento público y estafa.
Una primera sesión que ha contado con dos momentos claves. Por un lado, la declaración de ella, Estrella M., y, por el otro, uno de los agentes de la Guardia Civil del personal de la Policía Judicial que llevó a cabo todas las investigaciones sobre este macabro asunto que en 2017 conmocionó a la localidad chiclanera. Markus A. se acogió a su derecho a no declarar.
El detonante
La clave para que se iniciase la investigación de la Benemérita fue el hallazgo en Chiclana de María Babes, una anciana centenaria que era cuidada por el matrimonio encartado, y cuya búsqueda se realizó gracias a una denuncia de una amiga suya alemana, que le había perdido la pista en Canarias.
Y es que el matrimonio, en el caso de ella vinculada al cuidados de mayores en tierras canarias desde 2006, se había trasladado hasta Chiclana y, con ellos, se vino María Babes, “porque ella quería que la cuidáramos nosotros”, apuntó este lunes en su declaración Estrella M.
El caso es que la investigación de la Guardia Civil fue destapando poco a poco toda la trama que se encerraba en dicho chalet de la localidad chiclanera, donde no solo había estado María Babes, sino otros tres ancianos más y también en condiciones bastante precarias. A otros dos, Silvestre octogenario alemán, y la holandesa Elisabeth (92 años), también los desplazaron desde Canarias el matrimonio. El cuarto era Gabrielle, otro hombre de 80 años que incluso había sido marido de Estrella en los 90 en tierras cubanas.
Estrella M. señaló ante la Audiencia Provincial que todo lo que se le imputa es mentira y que los ancianos se iban con ellos al chalet por propia voluntad. llegando a señalar que “les gustaba vivir con nosotros. Estaban muy contentos”.
Declaración Guardia Civil
Tras la declaración de la mujer, llegó el momento de uno de los agentes de la Guardia Civil, quien dio a conocer que todo se inició por mediación de la denuncia de búsqueda de María Babes a través de la policía alemana, quien había llegado a Chiclana procedente de Tenerife en septiembre de 2017 y a quién, al parecer, le “habían vaciado las cuentas”.
En poco espacio de tiempo, María Babes tuvo que ser ingresada en el Hospital de Puerto Real debido a deshidratación, fiebre y diarrea durante su estancia en el chalet. De ahí pasó al Novo Sancti Petri, puesto que tal y como reconoció la propia acusada no podía mantenerla en el chalet al no tener nociones de como cuidar a personas intubadas.
Fue en el Novo donde la Guardia Civil dio con ella y comprobó como su cuenta había pasado de 200.000 a 300 euros en “escasos días”, coincidiendo además con su estancia en el hospital. Había sido la cuidadora, es decir, Estrella M. quien sacaba el dinero al tener un poder notarial, al parecer, de María Babes. Cuando los guardias civiles fueron a ver a María, hoy día ya fallecida, les contó que “ella nunca había autorizado a nadie a quedarse con lo suyo”. Al parecer, fue otra anciana la que acudió al notario acompañada por la pareja alemana-cubana para firmar dichos poderes en nombre de María Babes.
Todo ello derivó en el posterior registro del chalet donde fueron encontrados otros dos ancianos y que, según el agente declarante, “era una cárcel donde solo se les daba de comer pan”. Una auténtica película de terror.