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Así, así se gana al Madrid (3-2)

Emery y sus pupilos demostraron a la afición, a la capital y así mismos que no existe otro camino que este para lograr el éxito

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  • Celebración -

Así sí, Emery. Así se ganan los partidos. Creyendo, corriendo y jugando a este hermoso deporte llamado fútbol. Anoche le dio una lección al Madrid y así mismo.

De entrada, revolución en el once de Unai Emery, el cual dispuso de Mariano, Andreolli, N’Zonzi o Immobile en detrimento de Coke, Kolo, Iborra y Llorente. Aún así y como era de esperar, el conjunto de Rafa Benítez empezó con mayor entereza el encuentro, incluso con dos oportunidades claras de gol. La primera en las botas de Ronaldo en el minuto 9, pero Andreolli se anticipó antes de batir a Rico y, seguidamente, en un rechace que fue a parar a Nacho y que la empaló, pero su golpeó se topó con el palo.

Y así hasta que en el 22 llegó el primero de los madridistas con un tanto magistral de chilena del exsevillista Sergio Ramos. Lo venían buscando y lo encontraron ante un Sevilla más preocupado en defender que en pisar el área rival. Los de Emery comenzaron a apretar los dientes y trabajar para busca la igualada antes del descanso, que la acarició con su bota Immobile en el 27, pero Casilla lo repelió bajo palos. En ese instante, el camero Sergio Ramos se marchó del terreno de juego lesionado, precisamente en el gol anotado minutos antes.


Y empató el Sevilla, quizás cuando menos lo merecía. Tuvo que ser en una jugada a balón parado en la que Immobile apareció casi sin ángulo para batir a Casilla en el minuto 35. Pero la que falló el italiano apenas cuatro minutos más tarde fue de bulto tras una sensacional contra. Al menos el equipo resucitó.

Más y mejor el Sevilla en la reanudación del duelo, que asustó en su inicio con un chut lejano de Konoplyanka. Y precisamente del ucraniano nació el segundo cuando, ahora sí, más lo merecía. Gran triangulación que culminó Banega perforando la red a puerta vacía. Y Nervión explotó en júbilo porque así sí se puede ganar cualquier partido. Aún así, era evidente que el Madrid no se iba a rendir y la rozó en un par de ocasiones de Cristiano, desacertado en todo el partido. Todo ello, unido a la mejor versión de Sergio Rico, que le sacó una en la línea a Casemiro de verdadero mérito. Pero la fiesta era rojiblanca y se refrendó con el tercero, obra del recién incorporado

Fernando Llorente con la testa a centro de un notable Mariano. En el 73 quedó todo visto para sentencia en Nervión. El resto fue ver, oír y cantar. Aguantó un par de embestidas merengues y a disfrutar. A saborear tres puntos que deben aportar algo más que eso. El gol de James, en el 92, fue testimonial ante un gigante Sevilla.

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