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A un pasito de Segunda División

El Cádiz se impone 0-1 en El Sardinero y certifica su clasificación para la última eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda, en la que se medirá al Hércules

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El Cádiz está a un paso de Segunda. Tras una temporada muy mala en la competición liguera, el equipo parece otro en esta fase de ascenso. Superó con oficio al Ferrol y ha ganado los dos partidos al Racing de Santander.

Los amarillos solo han recibido un gol en cuatro partidos, mostrando una eficacia tremenda, que les da alas para encarar la tercera eliminatoria... ¡ante el Hércules de Alicante! Sí, donde perdió la categoría tendrá la opción de recuperarla.

Álvaro Cervera propuso una alineación sin sorpresas respecto a la vuelta del primer cruce. Eso sí, Juanjo regresó al lateral derecho en detrimento de Xavi Carmona.


La primera oportunidad fue cadista. Tal y como había ocurrido ante el Racing de Ferrol, un balón hacia Álvaro García llevó el peligro a la portería local, esta vez gracias a un taconazo de Güiza. Pero si en Galicia fue gol, aquí se marchó fuera el balón.

Con apenas siete minutos disputados, los corazones cadistas casi explotan cuando Dioni envió el balón a la rede, pero en posición de claro fuera de juego, por lo que el tanto no subió al marcador.

El Cádiz CF, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, se iba haciendo con el partido, asentándose en el terreno de juego y capeando el vendaval del Racing en el inicio.

Aridane, de nuevo imperial, cortaba todo lo que llegaba por su zona, sin complicarse, acompañado por un Migue también a muy buen nivel.

Y si la defensa no podía evitar el peligro, aparecía Cifuentes, que salvó un gol sobre la misma línea en el minuto 35. Tremenda la parada del portero cadista, que a ras de suelo despejó un balón que se colaba sí o sí.

En el ataque, no demasiado que contar pese a la buena presión efectuada por Güiza, desfondado a las primeras de cambio, pero desbordando calidad cada vez que le llegaba el balón.

Lo más destacado, quizás un saque de esquina entre Salvi y Álvaro García intentando una estrategia que no salió.

Pero quienes estaban obligados a atacar eran los locales, cada vez más bajos físicamente también. Todos, menos Coulibaly, que se iba como quería de los amarillos.

El primer problema serio para el Cádiz no iba a ser una ocasión en contra, sino una tarjeta. Mantecón fue amonestado ante del descanso, con la intranquilidad que eso supone por su posición y estilo de juego. Cayendo físicamente, el mediocentro madrileño debía tener cuidado para no llegar tarde a alguna jugada que le costara un disgusto.

Con poco más que contar se llegó al descanso de un partido en el que el Cádiz jugaba con trece: futbolistas, afición y cronómetro.

Una segunda parte controlada

Sin cambios se reanudó el encuentro, pero las sustituciones parecían cantados. Por un lado, la peligrosa amarilla de Mantecón lo situaba en la rampa de salida y, por otro, Güiza estaba ya al límite de sus fuerzas.

Así las cosas, el jerezano solo estuvo sobre el césped diez minutos de la segunda mitad, dejando su lugar a Plá.

Cada minuto que pasaba era un 1% más de éxito para el Cádiz, que con un gol obligaría a los locales a marcar tres.

Y a la hora de juego, la explosión de júbilo. Álvaro García controló el balón, se dirigió velozmente hacia la portería local, se fue un defensor, también de Jon García con un autopase y se plantó ante el portero para dinamitar El Sardinero. 0-1 y el Cádiz CF con pie y medio en la tercera eliminatoria por el ascenso.

El golpe, directo a la cara de los locales, los dejó noqueados unos minutos, llegando disparos peligrosos de Servando y Salvi, sin puntería.

Pero la alegría de Álvaro no sería completa, al marcharse lesionado en camilla en el minuto 72.

A falta de diez minutos se anuló otro gol a los locales, este más dudoso, también por fuera de juego. Mirando a los centrales era clarísima la posición antirreglamentaria, pero pegado a la banda izquierda aparecía un cadista que podría invalidar dicha infracción.

Pero el Racing, hundido, no iba a crear más peligro, pensando en el final del partido y de una temporada triste para ellos, pero que continuará dos semanas más para los amarillos.

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