Durante las tardes del pasado jueves y viernes, y la mañana del sábado, el Club Taurino “El Rabo” organizó tres jornadas taurinas de gran interés para los aficionados que asistimos a ellas.
En la primera el invitado fue Lucas Carrasco, representante de la ganadería de Ana Romero. El ganadero fue presentado por Manuel Sotelino, cronista jerezano que conoce al “dedillo” todo lo referente a los diversos encastes de lidia.
Durante más de una hora se habló sobre la ganadería formada en 1958 por D. Fernando Carrasco con vacas de la ganadería salmantina de Alipio Pérez-Tabernero (procedencia Ibarra-Graciliano) y sementales de Joaquín Buendía (Saltillo-Santacoloma). La idea de D. Fernando fue regalarle a su esposa Dña. Ana Romero, gran aficionada a los toros, una ganadería.
Lucas desveló que no tiene sementales fijos, sino que su idea es la de echar por reata y hechuras utreros a las vacas, los cuales luego son lidiados en las plazas. La única excepción fue la del toro “Marquito”, indultado por Ortega Cano en Granada. Dicho toro sí padreó con gran éxito en la ganadería y más de un millar de pajuelas fueron vendidas a ganaderías mexicanas.
También se tocó el tema de no haber vuelto a la Plaza Real tras aquella triunfal tarde del 20 de julio del 2013, último año de la empresa “Serolo”. Lucas dijo que al tomar posesión de la Plaza la empresa Equiltauro en 2014 tenía una corrida apartada en el campo, pero un día antes de presentarse los carteles recibió una llamada de la misma para decirle que no contaban con ella para lidiarla en El Puerto.
El viernes se inauguró una exposición de fotografías bajo el título de “retratos de patio” realizadas por Héctor Rey. Se trata de catorce impactantes retratos en los que se muestran, en forma de gestos, el miedo, la tensión y la responsabilidad de los toreros en el patio de cuadrillas antes de que se inicie el paseíllo.
Como punto y final en la mañana del sábado, el matador de toros y escritor Santi Ortiz presentó su séptima obra taurina editada bajo el título de “El toreo frente al mundo”. El encargado de repasar su intenso currículo fue el cronista taurino Francisco Orgambides.
La obra está escrita en tres partes:
-Esclarecer el toreo de una vez por todas como máximo rigor intelectual.
-Desmontar desde el conocimiento y la argumentación el discurso abolicionista hacia la Tauromaquia.
-Derribar los muros que aíslan al mundo del toro de la sociedad y de los medios de comunicación no especializados en el mismo.
Santi quiere que su obra sea tratada como un “libro de pensamiento, escrito con la idea de hacer pensar, de animar a la reflexión sobre esa singularidad única que constituyen nuestras corridas de toros, y de avivar incluso la polémica, utilizando el mecanismo reflexivo de la nacionalidad, sobre un espectáculo que, independientemente de que no parezca admirable o deplorable, ha concitado durante casi tres siglos el entusiasmo e interés de los españoles, razón que por sí sola nos obliga a tratarlo con el debido respeto; un libro que había que escribir, pues lo estaban demandando la época y las circunstancia que rodeaban al toreo”
Sin duda alguna se trata de todo un manifiesto a favor de la fiesta hecho por una persona que ha dejado a un lado su figura de matador de toros, y se ha puesto en el lugar de un mero aficionado, estudioso y amante de la Tauromaquia