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Los injustos terrenos 'de Repsol'

Esos codiciados suelos en otro tiempo fueron una humilde huerta conocida como 'La Cordobesa Chica'.

Cada vez que se habla de los terrenos ‘de Repsol' el sintagma nominal duele como un zumbido, tan estridente como oír los millones de Bárcenas o las tarjetas de Rato. Esos codiciados suelos, estratégicos para la calidad ambiental al oeste del Guadalmedina, en otro tiempo fueron una humilde huerta conocida como ‘La Cordobesa Chica’. Durante la posguerra aquel plantío supuso el alivio de muchas bocas hambrientas, ya que La Cordobesa en un enorme gesto de solidaridad permitía a quienes allí acudían que recogiesen cuantas verduras cultivaban ella y su familia.

No era caridad sino auténtica solidaridad. Posiblemente ese gesto tan honroso molestaba a la dictadura y por ello a inicios de los sesenta a los Fernández les usurparon su huerta, aceptando bajo coacción algo más de un euro por cada metro cuadrado. Vertieron lágrimas por perder su patrimonio injustamente, pero también por dejar de prestar aquella labor social tan necesaria. Tanta pena ahogó al patriarca a los pocos días del forzoso desalojo.

La excusa fue que con tanto pobre que acudía hasta allí, lo mejor era construirles unas viviendas sociales. Pero bastaron solo tres años para que el gobierno franquista se los cediera gratuitamente a la Calvo Sotelo, empresa que a la postre una vez privatizada se llamaría Repsol. Esta sin pudor incorporó esos suelos como patrimonio de la sociedad. Desde entonces la codicia se ha apropiado del solar yermo. Empresarios, arquitectos y responsables de urbanismo solo pretenden sembrarlo de euros, mientras los Fernández reclaman su legítima propiedad a menos de que efectivamente su destino sea un fin social, como hubiesen preferido sus antepasados. Demasiados oídos han sido sordos ante tan enorme injusticia.

Nuestra tierra ha aprendido que el peor urbanismo, la peor manera de construir ciudad, es cuando se hace desde la codicia. Cuando los planificadores les cuentan a los vecinos que no deben temerle a las torres deben ser cautos, a la codicia hay que temerle incluso cuando trae regalos.  Sería todo un gesto de justicia histórica que se deje  de hablar de los’ terrenos de Repsol’, fueron y serán de La Cordobesa. Hagamos honor a ella y a su solidaridad llamando a ese tan necesario bosque urbano ‘La Cordobesa Chica’, todo un homenaje a esos valores que tanto necesitamos hoy.

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