El encuentro congregó durante los dos últimos días a representantes de 47 países, entre ellos potencias nucleares declaradas como el propio EEUU, Rusia, Francia, Gran Bretaña, China, India y Paquistán, y algunas no declaradas como Israel.
Los dos grandes ausentes fueron Corea del Norte, que rompió con la promesa realizada en el 2005 de abandonar sus programas nucleares e Irán, que ha puesto en marcha un programa de enriquecimiento de uranio en el que EEUU ve un plan para desarrollar armas atómicas.
El presidente de EEUU, Barack Obama, celebró en rueda de prensa el que los asistentes respaldasen en su comunicado final su objetivo de asegurar todos los materiales vulnerables en el mundo en el plazo de cuatro años.
Además de ese compromiso hubo también anuncios concretos y significativos.
Entre ellos estuvo la firma ayer de un protocolo entre EEUU y Rusia para deshacerse de al menos 34 toneladas métricas del excedente del plutonio altamente refinado de sus respectivos programas de Defensa.
Ambas potencias destruirán 68 toneladas de plutonio en total, material suficiente para producir 17.000 armas nucleares, según el Departamento de Estado.
Rusia y EEUU comenzarán a eliminar esa cantidad de plutonio de alto grado a partir de 2018, cuando tengan completadas y operativas las instalaciones necesarias para poder llevar a cabo el proceso.
Al mismo tiempo, Estados Unidos, Canadá y México acordaron colaborar para la conversión del uranio altamente enriquecido en un reactor mexicano en uranio de una gradación más baja.
Además, el presidente ruso Dmitri Medvédev anunció ayer que su país cerrará su último reactor nuclear productor de plutonio, una medida que Obama calificó de “gesto importante”.
La Casa Blanca apuntó en un comunicado que el cierre del reactor ADE-2, en la ciudad siberiana de Zheleznogorsk, es “inminente”.
Este reactor, según la Casa Blanca, ha producido plutonio de alta gradación, de calidad suficiente como para fabricar armas nucleares, durante casi 52 años.
Esos pasos se suman a los anunciados este lunes por otras de las naciones asistentes como Ucrania, que renunciará en dos años a su uranio altamente refinado, suficiente para fabricar varias bombas.
La cumbre sirvió también para subrayar las iniciativas recientes adoptadas por países como Chile, otro de los asistentes, que transfirió a Estados Unidos 18 kilogramos de uranio altamente enriquecido en medio de las réplicas generadas por el terremoto del 27 de febrero.
“Este ha sido un día de un progreso sin precedentes”, dijo Obama durante la rueda de prensa posterior a la clausura de la cumbre, en la que advirtió, de todos modos, que este tiene que ser un esfuerzo “continuo”.