Urzúa fue el primero en contactar con el exterior y quien ha organizado la vida bajo tierra de los atrapados, ejerciendo como líder, pues el resto de mineros siempre mantuvieron respeto hacia su cargo. Así, organizó el racionamiento de alimentos y dividió el espacio en tres zonas: una para dormir, otra para comer y una tercera para las necesidades básicas, informaron los medios chilenos.
En una conversación con el presidente del país, Sebastián Piñera, calificó de "infierno" el día del accidente. "Sentimos que se venía la montaña bajando hacia nosotros y sin saber lo que pasaba", dijo al mandatario.
Al salir a la superficie se envolvió con una bandera chilena y fue recibido con gran júbilo por sus familiares y las autoridades presentes. Ni el responsable de los operativos de rescate, Andrés Sougarret, ni Piñera no pudieron contener las lágrimas mientras Urzúa se disponía a salir de la cápsula que lo llevo desde el interior del yacimiento hasta el exterior.
ESTARÁN DOS DÍAS EN EL HOSPITAL
Según el ministro de Salud, Jaime Mañalich, los mineros serán hospitalizados al menos dos días en la ciudad de Copiapó, en cuyo hospital iban siendo ingresados los trabajadores conforme eran evacuados, y consideró “poco probable” que alguno “se niegue a recibir estas medidas mínimas de precaución”.
A los ojos del mundo, el rescate comenzó cuando Florencio Ávalos hizo historia al aparecer a las 00.10 horas locales (03.10 GMT de ayer) en la superficie y convertirse en el primer minero en recuperar la libertad.
Este joven de 31 años emergió de la cápsula tras un recorrido de apenas 15 minutos por el pozo que durante 33 días excavó la perforadora Scramm T-130, apodada La Liebre por los rescatadores, por la rapidez de su trabajo.
Millones de espectadores de todo el mundo tuvieron oportunidad de presenciar como Ávalos –con gafas negras para evitar la luz– mantenía una gran serenidad, a diferencia de su pequeño hijo Byron, que le esperaba con su esposa, Mónica Araya, y su otro hijo, Alex.
Los familiares rompieron a llorar y se fundieron en abrazos con él, mientras una sirena alertó al campamento Esperanza de que el salvamento más milagroso de la historia de la minería había comenzado con éxito.
Con la presencia del presidente chileno, Sebastián Piñera, que no quiso perderse esos primeros momentos, la emoción, las lágrimas y los abrazos se repitieron cada vez que un nuevo minero vio la luz.
Uno de los que mayor sentido del humor mostró en esos intensos instantes fue el segundo en salir, Mario Sepúlveda, un electricista de 39 años que provocó las carcajadas del campamento con sus gritos durante el trayecto que le llevaba a la superficie.
Antes de abandonar la cápsula, gritó “¡Viva Chile, mierda¡” y empezó a regalar piedras que sacó de un morral que llevaba consigo.
En una comparecencia de prensa improvisada a los pocos minutos de la salida de Ávalos, Piñera puso a los 33 obreros como ejemplo de unidad, coraje y perseverancia a seguir por sus compatriotas para superar los problemas del país.
“Al igual que las víctimas del terremoto y que los que trabajan en la reconstrucción, (los mineros) demuestran que cuando Chile se une en la adversidad somos capaces de grandes cosas. Ojalá que su ejemplo se quede siempre con nosotros”, apuntó.
El mandatario anunció que en el lugar que hoy ocupa el llamado campamento Esperanza se erigirá un memorial para que las futuras generaciones recuerden esta hazaña.
Además, aseguró que el yacimiento San José y otras minas en donde se han repetido los accidentes laborales no volverán a operar “hasta que no garanticen que la vida y la seguridad de sus trabajadores están resguardadas”.
Con millones de personas pendientes ayer del rescate, transmitido en directo por numerosas televisiones en todo el mundo, los mensajes de ánimo llegaron desde todas partes, desde el Vaticano, donde el Papa encomendó a Dios “con esperanza” a los 33 mineros, hasta Sudáfrica, donde se destacó “el ingenio de la operación”.
FALTA DE SEGURIDAD
El director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el chileno Juan Somavía, se congratuló ayer por el rescate de sus compatriotas, pero destacó que quedaron atrapados porque “las medidas de seguridad eran insuficientes”.
“No podemos olvidar el comienzo de esta dramática historia: los mineros quedan atrapados porque las medidas de seguridad eran insuficientes”, dijo ayer Somavía en un comunicado.
El responsable de la OIT aprovechó para denunciar la precariedad de las condiciones de trabajo de los mineros, un sector que “emplea a cerca de 1% de la fuerza de trabajo del mundo”.