Un Carnaval esperanzador

El Carnaval de Cádiz promete este año varias mejoras que deben cambiar ciertos vicios asumidos como parte de la fiesta desde hace varios años. Este fin de semana gastronómico, que ha sido una maratón de calorías con los pestiños y de sabor a mar con los ostiones y erizos, precede al comienzo del Concurso de Agrupaciones este mismo viernes en el Falla. Un año más, con menos problemas que anteriores ediciones, comenzarán a desfilar los carnavaleros hasta la final en febrero, cuando comienza la celebración en la calle. Si bien la presentación del Carnaval en Madrid ha despertado muchas críticas, en su mayoría por la elección de un repetido Ismael Beiro como maestro de la gala, el pregón de Javier Ruibal se presenta como una gran incógnita que, en principio, debe sorprender y agradar a todos. Este año ha sido acertada la elección de Ruibal, un artista alejado del mundo carnavalesco porque Martínez Ares, otro cantautor, hoy, supo hacer un pregón que pasará a la historia del Carnaval por su fuerza, puesta en escena y especial sensibilidad con la fiesta.

Mientras se ultiman los detalles, es el momento de recordar la principal novedad adoptada desde el Ayuntamiento para acabar con la lacra del macrobotellón que arrastra el Carnaval de Cádiz. Como casi todas las fiestas españolas, la capital gaditana se convierte en cita para un inmenso grupo de borrachos que campan a sus anchas escudados en la libertad de la fiesta. Y su principal feudo es el barrio de La Viña. Fiestas quiere recuperar las actuaciones para el sábado de Carnaval por la noche, día crítico en el que más foráneos acoge la ciudad. Un recorrido por distintos puntos de la ciudad se supone que debe servir para rebajar los ánimos de botellón y animar a los visitantes con los verdaderos atractivos de la capital en febrero. Es la primera vez que el Ayuntamiento toma una medida en este sentido, por lo que deberá examinarse y si se nota una mejoría, recomendar que se potencien estas iniciativas. No es sólo por el bien de la fiesta, sino por el bien de la ciudad.