El suizo Roger Federer inició la conquista del Abierto de Australia, lo que significaría igualar el récord del estadounidense Pete Sampras de 14 títulos del Grand Slam, con una fácil victoria sobre el italiano Andreas Seppi, por 6-1, 7-6 (4) y 6-4.
Apoyado en un cómodo servicio, con aceleraciones precisas, y golpes espectaculares desde el fondo, Federer liquidó la primera de sus contiendas con la misma frescura con la que la pasada semana se hizo con el título en la exhibición de Kooyong.
El suizo se enfrentará ahora con el ruso Evgeny Korolev, de la fase previa, 119 del mundo y que se deshizo del español Carlos Moyá, finalista en 1997, por 6-3, 6-1 y 7-6 (7).
Fue una jornada propicia para los favoritos y especialmente para el trío serbio formado por Novak Djokovic, Ana Ivanovic y Jelena Jankovic, en la que el calor dio pie a que los jugadores tomasen medidas extremas, como utilizar grandes bolsas de hielo, apurar al máximo los periodos de descanso e ingerir grandes cantidades de líquido. Todo para soportar los 37 grados centígrados.
Y en la que el estadounidense Andy Roddick dejó claro que quiere ser uno de los candidatos al triunfo, como lo prueba la sencillez y la fortaleza de su triunfo, con solo diez errores no forzados, sobre el sueco Bjorn Rehnquist, por 6-0, 6-2 y 6-2.
Mal día para los españoles
Los dos partidos fueron luchados hasta la extenuación y en ambos tanto David Ferrer como Feliciano López se entregaron al máximo en cinco sets, pero sólo el valenciano logró sacar adelante su compromiso en la primera ronda del Abierto de Australia contra el alemán Denis Gremelmayr.
El espíritu de la Copa Davis salvó a Ferrer, cuartofinalista el pasado año, de una prematura derrota ante su rival germano, un maniático de las dejadas, que al final claudicó por 6-1, 6-7 (6), 6-1, 6-7 (4) y 6-4, después de casi cuatro horas y media.
Muy cerca de esa pista, Feliciano López, auténtico héroe de la final de la Ensaladera disputada en Mar del Plata, caía en la quinta manga ante el peligroso belga Gilles Muller, por 6-3, 7-6 (5), 4-6, 4-6 y 16-14 después de cuatro horas y 44 minutos, tras salvar dos bolas de partido y de soportar un calor casi extremo. “Estoy muerto”, fueron sus primeras palabras tras el duelo, “ya no podía más”, añadió.
El encuentro de Feliciano lo sufrieron en la grada, soportando el calor, José Perlas, su entrenador, Carlos Costa, mánager, y Albert Costa, capitán del equipo español de Copa Davis. Y entre todos intentaron movilizar las piernas de Feliciano, agotado al final. “Es dramático, dramático”, señalaba Albert, pendiente también de los otros resultados de los españoles.
Tommy Robredo en cambio optó por ser más expeditivo y venció al estadounidense Bobby Reynolds por 6-2, 7-5 y 6-1, al igual que Guillermo García López al argentino Agustín Calleri por 3-6, 7-6 (5), 6-2 y 6-0 ó Virginia Ruano a la colombiana Mariana Duque Marino por 6-3 y 6-2.
Se unieron a Feli el alicantino Iván Navarro, que cedió ante el ruso Marat Safin por 6-3, 6-3 y 6-4, Alberto Martín, que cayó por sexto año a la primera, esta vez ante el serbio Victor Troicki por 6-3, 3-6, 6-2 y 6-4, y Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyá.
Las piernas de Santoro, de 36 años, se movieron más deprisa que las de Ferrero, de 28, que encajó la primera derrota en la ronda inicial en sus ocho intervenciones en este torneo. El de Onteniente había sido cuarto semifinalista en dos ocasiones, 2003 y 2004, pero esta ha sido su actuación más efímera en Melbourne, debido en gran parte al mal estado físico de Juan Carlos, que según expresó después ha estado enfermo durante el mes de diciembre y la semana pasada con un constipado, tratado con antibióticos, y al que le falta motivación.
Ferrero encajó un 6-3, 6-2, 6-7 (5) y 6-2, ante el francés, de forma estoica. Castigado por los golpes aparentemente sin potencia de su rival, llenos de efectos y colocados, Ferrero fue presa fácil del jugador que es ahora mismo el que más torneos del Grand Slam lleva disputados, con 66.
El adiós de un finalista
Para Carlos Moyá, perder en este torneo del que fue finalista en 1997, es algo doloroso. Y esta es la quinta consecutiva que encaja. Ante el ruso Evgeny Korolev, 119 del mundo y de la fase previa, por 6-3, 6-1 y 7-6 (7) fue quizás un serio aviso de que la alarma más importante ha sonado ya.
“No estoy bien físicamente y arrastro una lesión en la pierna desde hace seis o siete meses”, dijo al referirse al problema que sufre en el isquiotibial . “Así no se puede rendir al máximo”, añadió, “pero ahora no es el momento de abandonar y quiero darme una oportunidad”, expresó Moyá con el ánimo de recuperarse totalmente y entonces decidir.