El mensaje navideño del Rey Felipe VI ha registrado una audiencia media de 8,2 millones de espectadores y el 73,4% de cuota de pantalla en el conjunto del total de cadenas que emitieron el discurso en directo, unas cifras equiparables a las audiencias conseguidas en la década anterior, según un estudio elaborado por Barlovento Comunicación a partir de datos de Kantar Media.
Desde el año 2008, el mensaje del Rey no lograba superar los ocho millones de espectadores (8,5 millones de personas en aquel año) y, desde entonces, la audiencia fue cayendo paulatinamente hasta los 6,5 millones de espectadores reunidos en 2013, la cifra más baja de los últimos quince años.
En cualquier caso, el análisis sólo llega hasta 1998, aunque el analista de Barlovento Comunicación Javier López ya señaló a Europa Press que la cifra del año pasado podía ser la más baja desde que se miden las audiencias.
Desde que se produjo en 2010 el 'apagón analógico', y se multiplicaron el número de cadenas con la TDT, la audiencia del Rey ha sido menor. Así, se pasó de una audiencia de 7,9 millones de espectadores (el 72% de la cuota) en 2009 a 7,12 millones (el 65,6% de la cuota) en 2010, 7,16 millones de espectadores (el 64,2% de la cuota) en 2011 y 6,9 millones (64,4% de la cuota) en 2012.
Con esta nueva audiencia, Felipe VI vuelve a congregar a una cifra de espectadores similar a la de la década anterior, superando los ocho millones de espectadores, si bien el año 2000 continúa siendo el de mayor audiencia acumulada, con 9,1 millones de espectadores y un 87,2% de 'share'.
Este año el número de cadenas que han emitido el mensaje ha aumentado a 23, en la modalidad de 'simulcast' o 'emisión en simultáneo', entre cadenas nacionales y autonómicas. Las cadenas que han emitido el mensaje en 2014 y que no lo hicieron en 2013 han sido Cuatro, TV3, 8TV, y 3/24, reuniendo 733.000 espectadores más.
En el conjunto de todas las cadenas que emitieron el discurso, la audiencia acumulada ascendió a 9,2 millones de espectadores. Ésta es la cifra de personas que vieron al menos un minuto del mensaje de S.M. Felipe VI.
La cadena que congregó una mayor audiencia media fue La1 (25 millones de televidentes y 22,9% de cuota), seguida por Antena 3 (1,8 millones de personas y 16,1%) y Telecinco (1,4 millones y 12,8%).
La 1 fue la cadena líder en ambos sexos, en todos los grupos de edad (en niños de 4-12 años está igualada con Antena 3), en todas las clases sociales, en todos los hábitats poblacionales y en los ámbitos de Andalucía, País Vasco, Galicia, Madrid, Comunidad Valenciana, Aragón, Asturias, Baleares, Murcia, Castilla y León y el ámbito 'Resto'.
Antena 3, por su parte, lideró en el segmento 4 a 12 años (igualada con La1), y en Castilla La Mancha. Mientras, Telecinco lideró en Canarias y TV3 en Cataluña.
SUBE EL CONSUMO EN ESA FRANJA HORARIA
Asimismo, han aumentado los índices de consumo televisivo en la franja horaria correspondiente al mensaje (21.00-21.14 horas) con un total de 11,2 millones de individuos, 329.000 espectadores más que en 2013.
El discurso obtuvo las mejores cuotas de pantalla entre las mujeres y los mayores de 45 años, así como en las Comunidades Autónomas de Valencia, Castilla La Mancha, Aragón, Asturias, Castilla y León Madrid, el ámbito 'Resto', Baleares y Murcia.
DISCURSO
Felipe VI ha pedido en su primer discurso de Navidad como Rey "cortar de raíz y sin contemplaciones" la corrupción para evitar que este tipo de conductas "echen raíces" en la sociedad española y se puedan reproducir en el futuro.
Dos días después de que el juez José Castro haya decidido sentar en el banquillo a su hermana la Infanta Cristina por delito fiscal, el Rey ha reconocido que pocos temas como la lucha contra la corrupción generan en España "una opinión tan unánime".
Aunque recuerda que la justicia está funcionando frente a la corrupción, "prueba del funcionamiento" del Estado de Derecho, y reconoce que "la gran mayoría de los servidores públicos desempeñan sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales", Felipe VI se hace eco del sentir de los ciudadanos quienes, dice, "necesitan estar seguros de que el dinero público se administra para los fines legalmente previstos".
Como también quieren garantías -añade-- de que "no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad pública; que desempeñar un cargo público no sea un medio para aprovecharse o enriquecerse" y que no desean que la corrupción empañe el "prestigio y buena imagen en el mundo" de los españoles.
Por eso, el monarca que ha impuesto un código de conducta a la Familia Real y a los empleados de la institución defiende la necesidad de que los servidores públicos actúen con decencia, pues su "honestidad" es "un pilar básico" de la convivencia en "una España que todos queremos sana, limpia".
"Las conductas que se alejan del comportamiento que cabe esperar de un servidor público, provocan, con toda razón, indignación y desencanto", admite el Rey, que llama sin embargo a "afrontar con firmeza y eficacia" éste y otros retos a los que se enfrenta en la actualidad España, en lugar de dejarse "vencer por el pesimismo, el malestar social, o por el desánimo".
Junto al desafío de "regenerar" la vida política y recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, Felipe VI cree que la España de hoy se enfrenta a otros dos grandes retos: "preservar" la unidad del país "desde la diversidad" y "garantizar" el Estado del Bienestar.
POR EL REENCUENTRO CON CATALUÑA
En uno de los pocos discursos del año que escribe el monarca y no el Gobierno --aunque éste conoce su contenido--, el Rey insta "a todos" a hacer un "esfuerzo leal y sincero" que permita el reencuentro, eso sí, respetando la Constitución, "que es la garantía de una convivencia democrática, ordenada, en paz y libertad".
"Los desencuentros no se resuelven con rupturas emocionales o sentimentales. Hagamos todos un esfuerzo leal y sincero, y reencontrémonos en lo que nunca deberíamos perder: los afectos mutuos y los sentimientos que compartimos, dice el monarca, que confiesa que le "duele" y "preocupa" que se puedan producir "fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos".
"Nadie en la España de hoy es adversario de nadie", sostiene el Rey. "Todos nos necesitamos -insiste-- Formamos parte de un tronco común del que somos complementarios los unos de los otros pero imprescindibles para el progreso de cada uno en particular y de todos en conjunto".
Pero además de los lazos económicos entre Cataluña y el resto de España y los intereses comunes, Felipe VI habla también de sentimientos. "Millones de españoles llevan, llevamos, a Cataluña en el corazón. Como también para millones de catalanes los demás españoles forman parte de su propio ser", recuerda el Rey, convencido de que lo que hace de España una nación con una fuerza única es la suma de nuestras diferencias, que debemos "comprender y respetar" y que "siempre nos deben acercar y nunca distanciar".
Tras advertir de que el mundo globalizado de hoy "no acepta ni la debilidad ni la división de las sociedades" y "camina hacia una mayor integración", Felipe VI anima a los españoles a seguir "construyendo todos juntos un proyecto que respete nuestra pluralidad y genere ilusión y confianza en el futuro".
El tercer reto que identifica el Rey tiene que ver con la "dureza y duración" de la crisis económica, que produce en muchas familias "incertidumbre" por su futuro. Aunque reconoce que la mejora de los datos macroeconómicos son esperanzadores, avisa de que la lucha contra el paro, que continúa en una tasa "inaceptable", debe continuar siendo la "gran prioridad".
LA ECONOMÍA, AL SERVICIO DE LAS PERSONAS
Por eso, y recordando el "sacrificio" de los ciudadanos durante toda la crisis económica, exige a agentes políticos, económicos y sociales que trabajen unidos permanentemente para crear puestos de trabajo y, sobre todo, "empleos de calidad" porque la economía -dice el Rey_"debe estar siempre al servicio de las personas".
"Debemos proteger especialmente a las personas más desfavorecidas y vulnerables. Y para ello debemos seguir garantizando nuestro Estado de Bienestar, que ha sido durante estos años de crisis el soporte de nuestra cohesión social, junto a las familias y a las asociaciones y movimientos solidarios", remarca el monarca.
El jefe del Estado también se ha referido en su discurso a la abdicación de su padre, el Rey Juan Carlos, y a su posterior proclamación como Felipe VI. La normalidad con la que se desarrolló ese proceso, de acuerdo con la Constitución, permitió a España dar "a sí misma y al mundo un ejemplo de seriedad y dignidad", valora el Rey.
En la parte final de su alocución, Felipe VI ha agradecido el "respeto, afecto y cariño" que ha percibido en estos primeros meses de reinado y se muestra convencido de que España superará los retos que tiene planteados.
"Tenemos capacidad y coraje de sobra. Tenemos también el deseo y la voluntad", dice el Rey, que cree que lo que le hace falta ahora a los españoles es recuperar la confianza en sí mismos, pues ésa es la "clave" para "recuperar el orgullo" de nuestra conciencia nacional, la de una España "moderna, de profundas convicciones democráticas, diversa, abierta al mundo, solidaria, potente y con empuje".
"Con ese mismo empuje y con el ejemplo con el que vosotros afrontáis vuestro día a día luchando ante las adversidades intentando progresar, procurando mejorar honestamente vuestra vida y la de vuestras familias", concluye el Rey, que se despide felicitando la Navidad en las lenguas cooficiales del Estado en nombre de su mujer, la Reina Letizia, y de sus hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.